domingo, 24 de junio de 2007

Hacia una pedagogía del encuentro


En toda comunidad, cualquiera que sea el nivel, hay que hacer lo posible por potenciar y fortalecer las relaciones que se establecen entre sus miembros. Al abrigo de la comunicación interpersonal germinan las ideas y enseñanzas que, de otro modo, resultarían infecundas.

Un grupo que no se compromete en la construcción de una sólida red relacional pone en peligro el desarrollo de sus miembros. Y es que la comunidad, lejos de anular la identidad personal, la robustece.

Si no sucede así es que nos hallamos en una realidad distinta: colectivismo, yuxtaposición de individualidades, etc.

Y estos conceptos se aplican en cualquier ámbito que reúna a las personas en grupos o equipos, tanto sea en el ámbito del trabajo como en una comunidad de catequistas.

A continuación podemos encontrar los "estilos de animador" que generalmente adoptamos, los cuales no son roles fijos y perdurables sino que, una misma persona, podrá ir adoptando características diferentes según las necesidades del grupo.

ESTILOS DE ANIMADOR O CORDINADOR DE UN GRUPO


1- EL DEMOCRÁTICO.


También se denomina participativo, cooperativo o centrado en el grupo.
El grupo participativo o democrático es aquél cuyos miembros sienten que lo importante es el mismo grupo.

Es aquél en el que quien manda es el grupo y el animador, no intenta ser otra cosa que la conciencia del mismo grupo, invitando a cada miembro a decidirse, a participar, a expresarse.

Anima al grupo a ser fiel a sí mismo.
El símbolo geométrico es la circunferencia: sillas en círculo (todos iguales, todos en el mismo plano). En cambio, el símbolo geométrico del estilo autoritario y del paternalista sería el del estrado de un profesor, y en el plano inferior los pupitres de los alumnos.



Lo que importa, por tanto, no son las relaciones con el animador, sino las relaciones de todos con todos. El animador democrático no se siente satisfecho por sentirse él querido, aceptado, respetado, sino que se preocupa porque todos se acepten mutuamente, se respeten y se quieran.

Como Jesús, que no se sentía feliz porque todos sus discípulos estuvieran entusiasmados con Él; les urgía aceptarse entre ellos, si es que querían ser en verdad sus discípulos.

Es más: el verdadero animador democrático, distribuye el liderazgo. Urge a que todos compartan la animación según las cualidades y capacidades de cada uno. Uno es animador en la dimensión festiva del grupo, otro en la artística, otro en las relaciones sociales, otro en lo deportivo, sin necesidad de que sea el animador el que haya coordinado todas las actividades.

Y en algunos casos de gran madurez, la animación se hace rotativamente. Y ello resulta enormemente eficaz, como se ha comprobado.

El animador democrático sabe colocarse muy en segundo plano. Se niega a ser Don Preciso.

Convierte al grupo en el protagonista de su propia vida.

Es, ante todo y sobre todo, un estimulador y un coordinador. Un provocador de la participación y la corresponsabilidad.

Incita a los pasivos a participar. Prefiere lograr la integración buscando la opinión de todos antes de condicionarles con la suya.

Anima, valorando las intervenciones y la participación de los miembros.

Crea un clima de respeto y libertad para que nadie se sienta retraído a la hora de participar. Hace de agente de circulación poniendo el semáforo en rojo para los habladores y en verde para los cohibidos y comedidos.

Es un poco como el presidente del parlamento: está para hacer funcionar la democracia.

Él no resuelve nada. Él no decide nada. Hace guardar las leyes del juego que los mismos parlamentarios se han dado.

El animador democrático procura la igualdad de oportunidades.
Que todos puedan realizar alguna tarea, una responsabilidad bien concreta, porque todos la necesitamos para sentirnos valorados y para madurar a través de la acción.


OTROS TIPOS DE ANIMADORES POSITIVOS.

MODERADOR:
El animador tiene que ser provocador del diálogo, con la madurez necesaria para entender que el trabajo se hace compartiendo. Es el que hace que todos entren en juego y participen.

COMUNICADOR:
Está en disposición de aportar su experiencia y de valorar a los demás compañeros. Está al servicio de las relaciones de grupo. Es servidor de la unidad del grupo. Reclama y exige para todos el poder expresarse libremente.

COMPROMETEDOR:
Su trabajo debe llevar a los miembros a querer comprometerse, pero no por sentirse obligados o presionados, sino porque se sienten sujetos y protagonistas. Sabe despertar en cada uno las ganas de servir y de desarrollar todas sus habilidades en bien de la comunidad.

ESTIMULADOR:
Hace honor a su nombre, da ánimo y estimula. Procura comprometer a todos en la programación, realización y evaluación de los objetivos y tareas comunitarias.


CREATIVO:

Estimula la creatividad de todos poniéndolos en estado de búsqueda. Tiene la claridad para encontrar las respuestas y alternativas a las situaciones que se le presentan a la comunidad.

2- PATERNALISTA:

El animador paternalista es un dictador “camuflado”, pero blando y generalmente querido por los miembros del grupo, o sea que impone su autoridad desde el afecto “porque les quiero... tienen que obedecerme...”, ahí esta quizá su mayor peligro.




Generalmente es un entusiasta del grupo de sus ideales, o es una persona abierta y cordial.

Unas veces será ciertamente el espíritu posesivo, el deseo de estar en el lugar privilegiado. Pero otras muchas es su amor al grupo lo que le insta a mantener esa actitud.

Invoca con frecuencia el amor al grupo para imponer sus criterios y proyectos: “lo pide por el grupo”... “si aman al grupo...”

Hay que tener siempre un agudo sentido crítico frente a este tipo de animador para convertirlo en un miembro más, en forma alguna imprescindible.

Hay que exigirle enérgicamente el derecho de decidir, el de voz y voto, pero de verdad. El grupo, antes que nada, es una relación entre iguales, entre hermanos mayores y no un conjunto de niños a las órdenes de un papá.

3- EL PERMISIVO O LIBERAL.
Es el opuesto al animador autoritario o paternalista. Este tipo de “animador” lo es solo de nombre ya que no guía la barca y cada remero rema hacia donde le viene en gana, la barca da vueltas alrededor de sí misma.

El diálogo es tormentoso, se impone el que más grita, hay quienes se acaparan la palabra y quienes no pueden estrenarla. No se llega a ninguna conclusión real; todo se resuelve cómodamente a base de votaciones sin reflexionar decisiones, sin buscar consenso.

El animador es traído y llevado por los más astutos, que no quieren dar la cara y le ponen como pantalla por ello. Sus grandes cualidades son su inseguridad y la falta de confianza en sí mismo dándole miedo el equivocarse a la hora de actuar.
Quiere complacer a todos y dar la razón a todos y dándole miedo al conflicto termina dándole la razón al más fuerte.

4-AUTORITARIO.

No es propiamente un “animador” sino el dueño del grupo. Identifica al grupo consigo mismo. “Ordena y manda” tiene el poder supremo y el control del grupo. El grupo está centrado en el animador y éste no está propiamente en el grupo, sino por encima de él.

Hay distintos estilos y grados de autoritarismo:
El intolerable.
El superlativo.
El tolerable o blando.

El “animador dictatorial” puede manipular a los miembros del grupo mediante el premio o el castigo, mediante la alabanza o la humillación, mediante el privilegio o la marginación, el aprecio o el desdén.



Pero en tanto las personas se sientan condicionadas y faltas de libertad, el grupo no será grupo, ya que el enriquecimiento mutuo será imposible porque no hay aporte de los miembros.

El animador autoritario marca el rumbo del grupo, señala objetivos, distribuye las tareas, sólo él tiene iniciativas y desaprueba la de los demás o le pone su propio cuño.

RESUMEN: EL JEFE Y EL LÍDER

El jefe maneja, el líder guía.
El jefe depende de su autoridad, el líder de la buena voluntad.
El jefe inspira miedo, el líder entusiasmo.
El jefe dice “estén aquí a la hora”, el líder llega ahí antes de tiempo.
El jefe sabe a quién echarle la culpa, el líder ayuda a solucionar los problemas.
El jefe sabe cómo se realizan las cosas, el líder enseña cómo se hacen.
El jefe hace del trabajo una pesadilla, el líder hace de la labor una diversión.
El jefe dice: “vayan", el líder dice: “vamos”.El jefe dice “yo”, el líder dice “nosotros”.

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