Hoy comencé el dia pensando en algo que estoy viendo cada vez más a menudo entre los matrimonios, muy jóvenes en su mayoría, que llegan a la parroquia para asistir al encuentro prebautismal .Llegan con cara de: ¿y ahora qué tendrán para decirnos que nosotros no sepamos?.
No hace falta adentrarse mucho en las motivaciones que cada familia tiene para pedir el Bautismo para sus hijos, basta con mirarlos a los ojos. Muchos de ellos vienen con cansancio, saliendo de sus trabajos muy tarde, corriendo para llegar a ese encuentro que, posiblemente no les aporte lo necesario para seguir creciendo en la fe de la Iglesia. La mayoría tienen fe pero la viven, a veces, de una manera muy particular y no han hecho el salto de la fe individual personal a la fe de la Iglesia producto, a mi entender, de una falla en la Pastoral de la Iglesia.
Me importa especialmente que, cuando culmine ese, lamentablemente único encuentro, por lo menos se lleven la invitación a seguir creciendo en ese sentido, que se lleven la inquietud de orar con la Palabra de Dios contenida en la Biblia, que se lleven la convicción de que el Bautismo es una invitación de Dios a participar de su vida a través de la fe que nos ofrece gratuitamente, como un regalo, para que nos sepamos acompañados por Él en cada circunstancia de nuestra vida personal, familiar y social.
Y por eso me pregunto ¿qué nos está pasando a los cristianos? ¿por qué no nos damos cuenta de una buena vez de la necesidad de centrar nuestros esfuerzos pastorales en la familia, pequeña comunidad social y pequeña iglesia doméstica? ¿qué le está pasando a la Iglesia institución que, a través de algunos de sus pastores, habla mucho de la familia pero poco entiende de sus necesidades? ¿por qué cuando hablamos de realizar una pastoral familiar, prontamente muchos obispos y sacerdotes piensan que lo único que necesitan es tener dentro de la parroquia matrimonios "bien constituidos", full time si es posible, para hacer no sabe muy bien qué?. Y me pregunto también si estar casados "con todas las de la ley" nos confiere per se la capacidad de guiar a otros matrimonios como se hace habitualmente.
Y aquí tocaré el tema de la FORMACIÓN porque, para realizar una pastoral familiar, para desempeñar cualquier rol en la Iglesia institución, en primer lugar necesitamos algo más que ser bautizados, ir a misa todos los domingos, o tener una familia ejemplar o un matrimono "bien constituído", necesitamos también una formación holística, que incluya nociones de Eclesiología, de Liturgia, de Pastoral, sin descuidar la Antropología, la Psicología evolutiva, la Teología, la Bioética y la Doctrina Social de la Iglesia.
Porque nadie puede dar de lo que no tiene ni amar lo que no conoce dice una frase que escuché por ahí y es muy cierto, no hubiera podido por mí misma responder a algunas de las cuestiones que me plantean los padres y padrinos sin esa formación que mencionaba, respetando sus tiempos, la etapa de la vida y de la fe en la que se encuentran y sobre todo, tratando de vencer la tentación de "adoctrinarlos" desde mi experiencia personal de fe y de vida.
Estoy convencida que una actitud de acogida a todos sin excepción produce una respuesta favorable pues, cuando concluye algún encuentro en los que me toca ejercer el rol de facilitadora, me preguntan qué más podrían hacer para crecer ellos en la fe y ayudar a sus hijos a ser, en el futuro, también personas creyentes.
Aquí es donde se ve claramente la fragmentación de la pastoral, porque no existe nada coordinado ni elaborado dentro de un proyecto para ofrecerles, y si lo hay, no tiene "prensa", o no se comunica y se guarda para unos pocos "elegidos"; hay sí iniciativas sueltas, con cierta continuidad pero, se reducen al ámbito de alguna parroquia particular.
Y ojo, que tener un proyecto de Pastoral Familiar no implica que todos tengamos que hacer, hablar o transmitir lo mismo sino que implica tener la capacidad de formar equipos que, estando conformados por distintas personas, sean capaces de hacer prevención, dar contención, y acompañar a quien se acerca a nosotros con alguna dolencia física, psíquica o espiritual.
A mi entender, y por lo mucho que investigué y sigo investigando, llego a la conclusión de que tendría que haber dos grandes ramas de la Pastoral: la familiar y la social y en cada una de ellas incluir la catequesis pero, como no soy una experta sino que hablo por deducción sobre lo que observo, puede que esté equivocada aunque, la Doctrina Social de la Iglesia nos ofrece un campo de acción casi completo y pocos aún le dan la importancia que se merece.
Si tenemos la oportunidad de conversar en un grupo, tratemos de hacer este ejercicio de preguntarnos el por qué y el para qué de nuestra fe y podremos comprobar que todos sabemos muy bien el por qué pero muy pocos el para qué que no consiste ni más ni menos que poner la fe en obras concretas al modo de Don Bosco: siendo buenos cristianos y honrados ciudadanos con todo lo que ello conlleva. Es una cuestión de hacer una opción pastoral acorde a los tiempos presentes.
María Inés Maceratesi
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