El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos él me hace reposar.
A las aguas de descanso me conduce,
y reconforta mi alma.
Por el camino del bueno me dirige,
por amor de su nombre.
Aunque pase por quebradas oscuras,
no temo ningún mal,
porque tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón,
y al verlas voy sin miedo.
La mesa has preparado para mí
frente a mis adversarios,
con aceites perfumas mi cabeza
y rellenas mi copa.
Irán conmigo la dicha y tu favor
mientras dure mi vida.
mi mansión será la casa del Señor
por largos, largos días.
Él es mi pastor; nada me puede faltar. Ante mí está la mesa y la copa de Cristo; mejor que la unción con el santo óleo, he recibido la unción del Espíritu Santo (1 Juan 2,27); espero, no el descanso de la muerte, sino la resurrección junto al Padre.
(Fuente: La Biblia Latinoamericana- Edición 1995- Editorial San Pablo)
Comentario:
Comenzamos cada encuentro prebautismal rezando el salmo del Buen Pastor por varios motivos: en primer lugar parece oportuno no comenzar con una oración conocida y corta recitada como por compromiso sino hacerlo con una oración de la profundidad de un salmo, oraciones que rezaba el mismo Señor y que nosotros también rezamos y meditamos. (Esta oración es recitada por uno de los padres o padrinos/madrinas presentes) Luego de recitada, se realiza una reflexión ¿qué dice? ¿qué nos dice a nosotros hoy y aquí este salmo?
A modo de enseñanza:
Los "Salmos",
Es el Libro más largo de la Biblia. Cuenta con ciento cincuenta capítulos, ciento cincuenta poesías para ser cantadas. Están situados en el centro de la Biblia.
Se llama también "Salterio", dado que éste era el instrumento más usado para cantarlos en comunidad.
Son oraciones hechas por Dios para que las recemos todos y el Libro más usado de la Biblia en los últimos tres mil años por judíos y cristianos de todas denominaciones.
Era el libro de himnos oficial en el Templo y en la Sinagoga y lo sigue siendo actualmente.
El mismo Dios inspiró al salmista los sentimientos y las palabras utilizadas.
Son también las oraciones que rezaban y cantaban Jesús y María, tanto individualmente, como en familia y en comunidad. Recordemos que cuando rezamos un Salmo nos unimos a la sinfonía universal del Pueblo de Dios.
Protagonistas de los Salmos:
Son dos: Dios y el hombre o la mujer.
Dios es el "todo" para el salmista, que está sediento de divinidad. Es el todo en todo y para todos, un Dios accesible, a mano, personal, amigo, que cuida y ayuda, sana, salva, protege y acaricia.
Cada Salmo habla de Cristo y su Iglesia.
El Salmo 23, El Señor es mi pastor,
Es el salmo de fe y eclesiológico por excelencia, elegido a menudo para rezarlo en la celebración de un Bautismo.
El Buen Pastor es el Señor, que nos va acompañando a lo largo del camino de nuestra vida y si es necesario, nos carga en sus brazos pero nunca nos deja solos. ¿Quién de nosotros no ha atravesado quebradas oscuras?...una enfermedad, una falta de trabajo, la muerte de un ser querido, una separación...?.
Ante estas situaciones, cuando nuestras fuerzas humanas claudican, este salmo nos recuerda que Jesús siempre está con nosotros con su vara y su bastón y al verlo, no tenemos nada que temer.
Siempre también, tiene una mesa preparada para nosotros. Cada domingo se nos ofrece como pan y como vino en el altar y recibiéndolo, nos vamos conformando cada vez más a su medida, cada vez nos vamos pareciendo más a Él. Y esa mesa está siempre tendida y esperando por nosotros.
"Con aceites perfumas mi cabeza" dice el salmo, lo cual prefigura el momento de nuestro bautismo, cuando el sacerdote nos signa con el óleo consagrado en cada jueves santo.
Mientras dure nuestra vida habitaremos con Él y en Él y aún después de esta vida, nos estará esperando para recibirnos con alegría y amor como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas.