El Cardenal y Arzobispo de Buenos Aires: Mons. Jorge Bergoglio,
en su intervención en la V Conferencia de Aparecida, señaló tres macrodesafíos que se interpenetran recíprocamente y asumen de forma sintética los cambios epocales y los desafíos que la Conferencia Episcopal Argentina expresó en "Navega mar adentro" (21-48)
El primero se refiere a la relación de la persona y del pueblo de Dios en la Iglesia (religión); el segundo a la relación de los hombres entre sí en la sociedad (justicia); el tercero afecta de forma transversal a las distintas comunidades sociales y los diversos órdenes de la cultura (comunión)
1. En el orden religioso: la ruptura en la trasmisión generacional de la fe cristiana en el pueblo católico. Afirmamos la vigencia de la piedad popular católica como forma viva de la inculturación y la comunicación de la fe, pero en la últimas décadas notamos un cierta desidentificación con la tradición católica, la falta de su trasmisión a las nuevas generaciones y el éxodo hacia otras comunidades (en los más pobres hacia el evangelismo pentecostal y algunas sectas nuevas) y experiencias (en las clases medias y altas hacia vivencias espirituales alternativas) ajenas al sentido de la Iglesia y su compromiso social.
Algunas causas son:
la crisis del dialogo familiar,
la influencia de los medios de comunicación,
el subjetivismo relativista,
el consumismo del mercado,
la falta de acompañamiento pastoral a los más pobres
y nuestra dificultad para recrear la adhesión mística de la fe en un escenario religioso plural:
Se agrava el diagnóstico de Puebla: la fe y la religión popular están en una “situación de urgencia” sometidas a una “crisis decisiva” (DP 460). Hay que generar un mayor fervor discipular y apostólico que asuma nuestra sensibilidad religiosa y encuentre nuevos caminos para comunicar la fe. .
Hasta aquí lo extraido de la alocución de Mons. Bergoglio.
Preguntas para la reflexión:
¿Por qué la familia ha dejado únicamente en manos de terceros la educación en la fe de sus hijos?
¿Hemos actualizado la fe recibida en nuestro Bautismo o por el contrario nos hemos quedado con la fe de la primera comunión?
¿Sabemos dar a nuestros hijos medios para discernir las situaciones de la vida según el Evangelio?
¿Por qué en los Medios de Comunicación se popularizó tanto el referirse a personajes varios diciendo: "es una diosa"..."es un dios" quitándole al verdadero rostro de Dios toda su magnificencia?
¿Entendemos que la fe recibida en el Bautismo debe madurar y hacer de nosotros discípulos y misioneros capaces de transformar la realidad personal, familiar, social, política y eclesial?