La capacidad de asombro está en franca retirada, está desapareciendo, ya no nos llama la atención prácticamente nada que aparezca por televisión. Es increíble comprobar cómo poco a poco nos fueron ablandando, acostumbrando a situaciones que hace poco más de una década nos hubieran escandalizado.
Ahora aparecieron varios signos de nuevas situaciones que son una puerta de entrada apenas pero, que si miramos hacia atrás, se han constituido en un camino sin salida. Una vez que algo aparece en la tele, ya es cosa juzgada, ya se metió en nuestros hogares, ya se hizo familiar y quien no lo quiera ver está listo porque queda fuera del sistema.
Por supuesto que estoy expresándome con ironía pero descubro día a día cómo el acostumbramiento está ganando terreno.
Tiempo atrás la droga era algo de lo cual no se sabía demasiado en los círculos sociales habituales, podríamos decir "normales" pero poco a poco se fue haciendo familiar. Muy pocos conocían a alguien que se drogara con drogas pesadas y aún con algún que otro cigarrillo de marihuana. Era algo que se circunscribía a los círculos de ciertos "artistas" rockeros, músicos, algún que otro intelectual pero todo quedaba más bien en la intimidad, nadie alardeaba de ser un consumidor porque estaba mal visto.
Recuerdo en mi adolescencia cuando me advertían que no tomara ninguna bebida en un bar si me la traían destapada porque corría riesgos, podría contener alguna sustancia nociva o, cuando nuestros padres nos alertaban también sobre el no tomar bebida cola con aspirina porque se transformaba en una droga y cualquiera podría abusar de una si estaba mareada y no respondía por sí.
Hoy, después de una escalada rápida y vertiginosa, nos encontramos con quienes proponen con total desparpajo que es habitual, normal y hasta necesario consumir un "porrito" ya que es algo que estimula y ayuda a la socialización.
Así lo proponen desde una revista nueva que no pienso nombrar pero que se dedica a promover la "cultura cannábica". Y los editores y responsables son invitados a cuanto programa "periodístico" o "de opinión" o "fashion" hay en estos momentos en la televisión abierta. ¿Qué dicen?, que la marihuana es buena, antivomitiva, que no es una droga, que es peor tomarse pastillas o aspirinas, o café o alcohol. Inclusive que es mejor cultivarla en casa para evitar el riesgo de comprar mercadería adulterada, que ayuda a la socialización, y no se cuántas pavadas más.
Pero no dicen que como en el caso del cigarrillo, si la fuman en lugares con público contaminarán el ambiente, que produce acostumbramiento y después no se la podrá abandonar, que cualquier substancia a la cual se le otorgue el poder de conducir nuestra vida nos hace esclavos, que cultivarla en casa igual que un malvón es un delito.
Pero claro, aquí los delitos se premian, las malas costumbres se arraigan y se promueven y no hay penalizaciones para nadie. Es más, los que pretendemos otro modelo de vida somos los marginados o marginales, los raros, los que no progresaron, los resentidos o inadaptados...¡cuánta confusión.
En el Chapulín Colorado se decía: "Y ahora...quién podrá defenderme" y aparecía el Chapulín al rescate. Hoy, ni Dios es reconocido como Salvador y así estamos.
Evidentemente ya no sólo hemos caído en la degradación o pérdida de valores sino que son los antivaloreslos los que ganaron el terreno.
No creo que sea porque todos estamos perdidos o locos, ni porque la familia está en crisis, ni por la falta de educación, no no y no. Todo ésto tiene "éxito" porque aparece en televisión. Si no, ¿cómo se justifica que tantas personas hoy hablen nada más que de Gran Hermano, o Bailando por un sueño, o Cantando por un sueño, o las publicidades apunten al "no hacer nada" o lo que es peor a "la nada"?
Estamos viendo en estos días una publicidad de cerveza y otra de zapatillas "para no hacer nada", no puedo explicarlas, hay que verlas. Y las ven los niños y jóvenes pero también los adultos. Y no puedo entender a algunos adultos a los cuales les causa gracia, "son simpáticas" "creativas" me dicen, como también califican de la misma manera a la revista citada más arriba. No es inocente la publicidad, por un lado reflejan la realidad pero también la crean.
Los adultos estamos estupidizados, somos incapaces de ver más allá de la punta de nuestra nariz y proyectar lo que revistas, programas y publicidades de este tenor tienen preparado para el futuro, la idiotización del ser humano y de la sociedad en su conjunto; y también el exterminio planificado de individuos víctimas del vacío existencial.
¿Cómo puede ser que un conductor entreviste al editor de esa revista y le felicite por la iniciativa? ¿cómo puede ser que se hable tan ligeramente de la marihuana como un elemento de recreación cuando todos sabemos que no es así?
¿Acaso nadie piensa que la recreación no depende de una substancia que a la larga se convierte en una adicción?.
Este mundo está loco, loco, loco, por un lado los mismos que promueven este tipo de cosas, está a favor de la no contaminación del ambiente, y los que ven los programas citados anteriormente son incapaces de hilvanar un discurso coherente sobre la vida y los sueños a alcanzar. No entiendo y mucho menos entenderán los niños y los jóvenes.
Si un adulto, padre madre o abuelos inclusive están fascinados por todo lo que aparece de la mano de alguna "estrellla", "diosa" o "dios" de la televisión es incapaz de leer críticamente y percibir los futuros daños a causa de la degradación de las costumbres ¿cómo podemos pretender que lo hagan los menores?.
Por un lado se trabaja para reconstruir la familia, la sociedad, los vínculos, se busca mejorar la educación, promover la salud y el trabajo, hay enormes esfuerzos para combatir las adicciones...y por otro, un aparato metido dentro de nuestra casa se convierte en juez y parte de nuestro diario vivir proponiendo o imponiendo qué debemos tomar, qué debemos hacer o no hacer, tirando por la borda cualquier intento de que alguien pretenda ser un individuo normal. Ya no da más, ésto francamente está subvertido.
Solamente es rescatable alguna programación del Cable porque la de la TV abierta, mejor no hablar más. Que cada uno haga lo que quiera, si se quiere suicidar que se suicide, con droga, con alcohol, con lo que quiera pero por favor, ¿de qué manera se le puede decir y hacer entender que otro u otra, televisión incluida no debe ayudarlo en el intento?.
Estamos en la farandulización de la existencia como decía hace unos años un visionario José Pablo Feinmann y cuando lo advirtió, a nadie se le ocurrió que podría prosperar.
Pero todo es un negocio redondo, las drogas, el alcohol, la televisión y los seres humanos vamos camino a ser o ya somos en muchos casos "cosas" aunque sin valor, el único objetivo es vernos como consumidores de todo, hasta de la muerte.
Textos: María Inés Maceratesi
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