viernes, 21 de agosto de 2015

21 de Agosto de 2015 "Día del Catequista". Un Catequista testimonia la fe con su vida.


 Por María Inés Maceratesi

Hoy, 21 de agosto de 2015 día de San Pio X, se celebra el "Día del Catequista" y me mueve a pensar que es un momento para redescubrir este llamado a la misión de encarnar el Evangelio en nuestra propia vida y transmitirlo a toda la gente con nuestras palabras pero sobre todo con nuestros actos, con nuestras acciones y también con nuestras omisiones. Ser catequista no equivale a uniformarse y salir al mundo a repetir todos lo mismo, a hacer todos lo mismo; tampoco equivale a transmitirle a todos lo mismo de igual forma sino equivale a respetar los tiempos de cada uno y tratar de acompañar su crecimiento paulatino en la vida de fe.

No se trata tampoco de dogmatizar ni de adoctrinar , ni de colocarse enfrente sino al lado de...para tratar de alimentarnos mutuamente espiritualmente, tratando de escuchar qué quiere decirnos Dios en cada momento de nuestra vida.

Dios no se nos manifiesta sino a través de signos que pueden descubrirse en el diario vivir; qué nos dice con la proliferación de la violencia por ejemplo, o con el aumento del consumo de drogas, o con el calentamiento global, o con tantas situaciones humanas actuales, muchas de las cuales han crecido y se han multiplicado por falta o por escaso conocimiento de la fe que decimos tener pero que en la realidad, parecería que no tenemos, porque hacemos todo lo contrario de lo que Dios nos pide y nos enseña y para lo cual nos llama a ser sus colaboradores.

Hay momentos en que me encuentro con personas que me preguntan si Jesús es Dios, si Dios es el Padre, a quién tienen que rezarle si a Dios, a Jesús, a la Virgen, a los santos, etc. y en realidad es tan simple y a la vez tan compleja la respuesta, que no tengo una sola, tengo que ver qué tiene el otro para poder pergeñar una aproximación a una respuesta coherente que en principio se reduce a una sola palabra: JESUCRISTO. Jesucristo es la respuesta y la pregunta, Jesucristo es el mediador entre Dios y nosotros pero es mucho más, es nuestro SALVADOR, es el que nos muestra el camino, la verdad y la vida y nos dice que toda la fe y todo el Evangelio se reduce en una frase: "Ámense los unos a los otros como Yo los he amado"(Jn 15, 9-17)

A esta altura de esta breve meditación sobre el Día del Catequista, los que la lean se habrán dado cuenta que un catequista tiene por respuesta únicamente su experiencia de haber tenido un encuentro personal con ese Jesús que nos enseña el amor  y que, de acuerdo a éso, toda la vida cambia radicalmente porque nos compromete y nos interpela la realidad en la que estamos viviendo. Hoy por ejemplo en Argentina, estamos transitando un clima social y político muy complicado porque son tantas las voces que se refieren a un mismo tema, que hace difícil discernir dónde está la verdad y dónde la mentira. Necesitaremos ejercitar el discernimiento para optar por Cristo en medio del caos y pedir para eso la ayuda al Espíritu Santo que es quien nos asiste en medio de nuestras preocupaciones y en nuestras dudas.

Hace años ni pensaba en se catequista, no estaba en mi plan de vida pero, Dios nos llama y no podemos negar nuestra respuesta. No quería, pero fue y es lo mejor que me pudo pasar en la vida. Gracias Señor por tu llamado porque gracias a vos encontré mi vocación.

Comparto las Bienaventuranzas del Catequista, para que podamos renovar y recordar el sentido de nuestra misión. ¡Feliz Día del Catequista!

Del Evangelio Lucas 6, 17-23: FELICES LOS CATEQUISTAS POBRES. Felices, si ponen sus recursos al servicio de la gente. Felices, los que se dan cuenta de sus propias limitaciones y viven esa pobreza como un desafío para crecer.

FELICES LOS CATEQUISTAS PACIENTES. Felices, los que confían plenamente en la acción de Dios, y no se impacientan cuando no ven resultados inmediatos de su tarea. Felices los catequistas pacientes porque verán frutos que pocos pueden apreciar. Felices, porque la paciencia es un camino que tiene su fuerza en la esperanza. Paciencia es osadía de hacer las cosas con calma, serenidad y con seguridad.

FELICES LOS CATEQUISTAS QUE LLORAN. Felices, los que lloran ante la propia debilidad, antes las incomprensiones, ante la mediocridad. A pesar de todos, luchan por la justicia, por la verdad, por la paz y por la solidaridad… Felices los catequistas que lloran, porque aun en el llanto, hoy es posible el amor, hoy es posible la justicia y la paz. Felices porque serán consolados.

FELICES LOS CATEQUISTAS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA. Felices, los que no callan frente a los atropellos. Felices, los que con su vida, ayudan a que se instaure la justicia de Dios. Felices, porque compartirán el pan de la solidaridad.

FELICES LOS CATEQUISTAS MISERICORDIOSOS. Los que saben perdonar y los que saben pedir perdón. Los que no guardan rencor y viven con alegría el don del perdón. Felices los que renuncian al orgullo y a la soberbia.

FELICES LOS CATEQUISTAS LIMPIOS DE CORAZÓN. Aquellos que no andan con dobleces ni falsedades. Felices, porque todos descubrirán en su testimonio, el verdadero rostro de Jesús.

FELICES LOS CATEQUISTAS QUE TRABAJAN POR LA PAZ. Que buscan la promoción humana, el diálogo y la creatividad. Felices, porque quien encuentra la verdadera paz, se encuentra con Dios y ésa, es la MISIÓN del catequista: acompañar al catequizando en su camino de descubrimiento del Padre.

FELICES LOS CATEQUISTAS PERSEGUIDOS POR CAUSA DEL BIEN. Los que ponen todo en manos de Dios, los que rezan, los que comprenden, escuchan, y se juegan hasta la propia vida por vivir los valores del Evangelio. Felices cuando quedan mal a los ojos de los materialistas, de los aprovechadores, de los egoístas… cuando los critiquen por aplicar los criterios cristianos, por ir contra corrientes…

ALÉGRENSE Y MUESTRENSE CONTENTOS, porque no estamos solos y no somos pocos los que buscamos la felicidad por este camino. JESÚS ESTÁ CON NOSOTROS.

miércoles, 8 de abril de 2015

Redescubrir el rol de la mujer en la Iglesia a partir de la Iglesia Doméstica.



Ya se cumplieron dos años de que el Papa Francisco está conduciendo este tiempo de la Iglesia. Recuerdo que Juan Pablo II decía que el siglo veintiuno sería espiritual o no sería y me puse a pensar cuántas acciones renovadoras está realizando el actual Papa en ese sentido, resaltando el valor de una espiritualidad encarnada en la vida diaria, especialmente en lo concerniente al matrimonio y la familia, asunto sobre el cual esperamos ávidamente el resultado del próximo Sínodo a realizarse en Roma del 5 al 19 del próximo mes de octubre de 2015.

Entre los asuntos pastorales que preocupan al Papa Francisco, ocupa un lugar importante el rol y la participación de la mujer en la Iglesia . Circulan numerosas teorías de cómo debería ser esa participación pero, la más preocupante a mi entender, es la que procura establecer una igualdad de roles entre hombres y mujeres que, al menos en principio, iría en una dirección errónea.

¿Por qué errónea se preguntarán algunos? ¿Acaso no es saludable buscar la igualdad entre hombres y mujeres? ¿Acaso la Iglesia no debería admitir que la participación en la pastoral fuera igual tanto para hombres como para mujeres?

Es algo que da para pensar y mucho porque hoy, todo lo que sea la búsqueda de igualdad, el asunto de la ideología de género, el tema de los derechos humanos, ha dejado lugar a la pura especulación y, cuando quienes se ocupan de dilucidar nuevas situaciones como serían los teólogos por ejemplo, a veces en lugar de aclarar, confunden.

Lo primero que tenemos que entender los cristianos es que Dios creó a la humanidad, creó al hombre y creó a la mujer y les asignó una misión, reproducirse para reproducir la humanidad. No pensó al hombre solo ni a la mujer sola, pensó en una pareja humana tal como en la naturaleza hay parejas de animales ¿para qué? para que las especies no se extingan.


Dios pensó la humanidad y puso en el centro a la familia porque ésta es una comunidad de vida, sin familia no hay generación de vida ni individuos de reemplazo de generación en generación. Y para plasmarlo se necesita tanto al hombre como a la mujer. Simplemente una referencia para ubicar el rol de la mujer en la Iglesia que no es otro que el mismo que desarrolla en la vida familiar y social, ser un canal que aporta lo que el hombre no posee. Ambos somos necesarios, tanto el hombre como la mujer. Luego se resolverán las cuestiones de modo de participación en la Iglesia pero, como mujer que participó y participa de la vida eclesial, no me parece justo que se esté tildando desde ciertos sectores parroquiales al Papa Francisco como "machista" porque quienes tildan de "machistas" son las mujeres "feministas" y las oposiciones no son buenas, los "ismos" como machismo o feminismo no deberían ser categorías con las cuales evaluar ciertas cuestiones; de hecho solamente lo hacen quienes se sienten afectados por situaciones pasadas o presentes en las que se los ha discriminado, rebajado, ignorado. Pero no es el caso del Papa Francisco que, cuando era el Arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Jorge Mario Bergoglio, tenía un tratamiento equitativo que iba mucho más allá del sexo masculino o femenino.

Lo que sucede hoy es que la ideología de género ha invadido toda actividad humana pero consiste en un concepto puramente político que no debería alcanzar ni a la familia ni a la Iglesia porque se limita a un sector de la población femenina y/o masculina que valora mucho más la individualidad de la persona que la complementariedad pensada por Dios para el ser humano. No rebaja a la mujer realizar de manera diferentes tareas que los hombres realizan de otro modo, no tiene que igualarse la mujer y dejar su femineidad de lado para hacerse valer porque tanto el hombre como la mujer tienen una distinción propia que los caracteriza, una delicadeza femenina que no anula la firmeza de carácter que imprime a sus actos y en el caso del varón,  una fortaleza masculina que nos hace sentir protegidas y amparadas. La verdad que sería muy aburrido que nos igualáramos tanto y en todo que no pudiéramos tener la oportunidad de descubrir uno en el otro lo que nos complementa.

Por más que se apele a buscar igualarnos, nunca lo lograremos porque estaríamos anulando lo que Dios dispuso, lo demás son cuestiones menores, no me hace más servidora de la Iglesia estar arriba de un altar exhibiendo un pedacito de poder, me hace más servidora de Jesús y de mi prójimo, estar en el lugar que me necesite la comunidad pero el primer lugar, la primera iglesia que necesita de mi colaboración es la Iglesia doméstica, mi familia. No tengo por qué pelear para subir a los codazos desplazando a otros, tengo que tener la humilad de María que no se hizo grande por el reconocimiento de sus pares sino por ser Madre y actuar como tal, con amor y paciencia y sobre todo reconociendo su ser MUJER .

Como mujer quiero tener la posibilidad de integrar una Iglesia comunidad de discípulos misioneros que se comprometa a dar a cada uno el lugar que le corresponde sin que nadie se sienta discriminado por sexo, edad o formación porque hay un lugar para todos en esa gran familia creada por Dios mismo.

María Inés Maceratesi

Preguntas para la reflexión:

¿Por qué la familia es la Iglesia Doméstica?
¿Qué entendemos por Iglesia? ¿Es el lugar a dónde vamos a rezar o a realizar una acción pastoral?; ¿Tenemos que preguntar qué es la Iglesia o quién es Iglesia?
¿Es necesario que la mujer luche por un lugar en la Iglesia que supuestamente no le otorgan los clérigos?
La Iglesia es una comunidad y la familia es una comunidad. ¿Qué es lo que une ambas comunidades?



lunes, 28 de julio de 2014

Redescubrir "Lo que se ha debilitado en la conciencia cristiana"

 
Una cuestión esencial de la vida de la fe, una de las piezas maestras sobre las que se construye el ser religioso cristiano, es la conciencia de que la vida aquí constituye un paso para transformarnos y lograr la plenitud con Dios. En este proceso, la muerte no es una barrera detrás de la cual hay algo desconocido, sino el mecanismo físico que facilita la transformación definitiva. En la tradición del Antiguo Testamento, ningún ser humano vivo puede ver a Dios, no tanto como una prohibición sino por la limitación material que entraña la vida, a la que le resulta imposible vivir sin espacio ni tiempo, y este es precisamente la característica de Dios, y de la vida con él.

Nuestro tiempo actual forma parte de la vida futura después de la muerte, de forma semejante a como la vida del no nacido precede a la actual. En él se da también un cambio de fase con el nacimiento, de ahí que morir sea como nacer de nuevo. Pero esta conciencia tan esencial en el cristianismo ha quedado difuminada, al menos en nuestra sociedad. La propia Iglesia ha contribuido a ello al dejar en un segundo plano el “más allá” y su significado, y centrarse mucho en el simple ahora.

La idea de la vida actual como tránsito no puede entenderse, es una crítica habitual, como un despreocuparse de todo lo que aquí acaece. No se trata de ignorar ni muchos menos, sino de situarlo en la perspectiva correcta. La razón es muy evidente. La transformación necesaria que debe culminar en cada uno de nosotros para alcanzar la relación con Dios se basa en la trascendencia; en relación a Él, y en relación a las demás personas, esa trascendencia se alcanza por la donación que busca el bien, el vínculo del amor. Realizarnos en esta vida provisional significa aprender y practicar el amor, mucho y fuerte. Y este es el equilibrio entre desapego mundano y servicio a los demás, al prójimo, en su memoria –pasado-, experiencia de vida -presente-, y proyecto –futuro-. Amar para hacer posible la felicidad en el mundo, liberando del pecado y de la opresión de sus estructuras al ser humano. Incluso el cristiano que se retira del mundo buscando la intimidad con Dios se une con la fuerza de su oración a los demás hombres y mujeres, construye su trascendencia horizontal con la fuerza de la oración.

Si se olvida esto, sino se enseña, sino se aprende desde joven, el sentido de la vida cristiana se transforma en una caricatura; ritualista en algunos casos, un monumento al individualismo religioso, donde lo que es camino de salvación, los sacramentos, la piedad, se transforman en pequeñas rutinas, porque les falta la misericordia. Y también caricatura cuando el cristiano acaba por convencerse de que lo que cuenta es lo que trasforme el “aquí”, lo que acaba por conducir a una perspectiva de la vida cerrada en lo finito, donde es fácil que termine imperando la lógica del poder: sentirse poderoso primero para transformar después, quizás ni eso; solo por la satisfacción de sentirlo, de satisfacer las pasiones humanas, que pueden ser de sexo y dinero, sí, pero que también son de gloria y reconocimiento. El fin ya no es el otro, sino lo que obtenemos de él.

Solo la meditación ante la transitoriedad de esta vida, la contemplación de la propia muerte sin sentido de lo morboso, sino como paso necesario, el profundizar en la experiencia de Dios ahora y aquí, la donación y el servicio a los demás, la conciencia de que la vida realizada plenamente no es la de la crisálida o la oruga, sino la de la mariposa que vuela y deja de arrastrase por el suelo, solo esta conciencia permitirá revitalizar el cristianismo, que en último tiempo es el anuncio radical del propio Dios sobre la vida eterna, y la perspectiva adecuada de la vida presente, con felicidad o sufrimiento, holguras o estrecheces, para alcanzarla.

Sería bueno que los cristianos abandonáramos el remilgo de plantear la provisionalidad del ahora, el papel de la muerte y la vida eterna, y reflexionar sobre lo que ella ocasiona, juicio, cielo, infierno en términos actuales, sin cargas insoportables, ni tenebrismos tan poco cristianos, pero también sin cortoplacismos y miradas cegatas, sin trivialidad intrascendente.

Fuente:  ForumLibertas.com


viernes, 9 de mayo de 2014

Declaración "Felices los que trabajan por la paz" (Conferencia Episcopal Argentina)




1.Como pastores del pueblo de Dios -del que provenimos y al que queremos servir- nos dirigimos a todos los miembros de la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad, para compartir nuestra mirada sobre un aspecto inquietante de la realidad nacional. Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina está enferma de violencia. Algunos de los síntomas son evidentes, otros más sutiles, pero de una forma o de otra todos nos sentimos afectados. Queremos detenernos a reflexionar sobre este drama porque creemos que el amor vence al odio y que nuestro pueblo anhela la paz.

2.Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar. Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena. La reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada “justicia por mano propia”. La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad.

3. No se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo, peleas entre “barrabravas” a veces ligadas a dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de los autos, migrantes no acogidos e, incluso, la destrucción de la naturaleza. Hemos endurecido el corazón incorporando estas desgracias como parte de la normalidad de la vida social, acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal. Es creciente la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca. El Papa Francisco señala que “se ha desarrollado una globalización de la indiferencia...” (Evangelii Gaudium 54).

4. Pero no nos ayuda culpar a los demás. Para lograr una sociedad en paz cada uno está llamado a sanar sus propias violencias. Es necesario reconocer las diversas crisis por las que atraviesa la familia, que es la primera escuela de paz. En ella aprendemos la buena noticia del amor humano y la alegría de convivir. Muchos niños y adolescentes crecen solos y en la calle provocando el debilitamiento de los vínculos sociales. Esto también repercute en la escuela. Episodios de violencia escolar se desarrollan ante la mirada pasiva de algunos hasta que es demasiado tarde. Muchos jóvenes ni estudian ni trabajan, quedando expuestos a diversas formas de violencia.

5. La corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero “cáncer social” (EG 60), causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto a la ley. A ello se agregan mafias del crimen organizado sin freno dedicadas a la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual, el tráfico de drogas y armas, los desarmaderos de autos robados, etc.

6. Para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad. La obediencia a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos por nuestros derechos, que deben ser firmes pero pacíficos, sin amenazas ni restricciones injustas a los derechos de los demás. Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral.

7. La cárcel genera en la sociedad la falsa ilusión de encerrar el mal, pero ofrece pocos resultados. El sistema carcelario debe cumplir su función sin violar los derechos fundamentales de todos los presos, cuidando su salud, promoviendo su reeducación y recuperación. Nos duele y preocupa que casi la mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos son jóvenes pobres y sin posibilidades para contratar abogados que defiendan sus causas. Ningún delito justifica el maltrato o la falta de respeto a la dignidad de los detenidos. Gracias a Dios algunos cumplen la palabra de Jesús: “Estuve preso y me visitaron” (Mt 25,36).

8. Nos estamos acostumbrando a la violencia verbal, a las calumnias y a la mentira, que “socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2486). Urge en la Argentina recuperar el compromiso con la verdad, en todas sus dimensiones. Sin ese paso estamos condenados al desencuentro y a una falsa apariencia de diálogo.

9. Estos síntomas son graves. Sin embargo, en el cuerpo de nuestra sociedad se encuentran también los recursos para afrontar el paciente camino de la recuperación. Todos estamos involucrados en primera persona. Destacamos, ante todo, el profundo anhelo de paz que sigue animando el compromiso de tantos ciudadanos. No hay aquí distinción entre creyentes y quienes no lo son. Todos estamos llamados a la tarea de educarnos para la paz.

10. Nosotros creemos que Dios es “fuente de toda razón y justicia” y que los peores males brotan del propio corazón humano. El vínculo de amor con Jesús vivo cura nuestra violencia más profunda y es el camino para avanzar en la amistad social y en la cultura del encuentro. A esto se refiere el Papa Francisco cuando nos invita a “cuidarnos unos a otros”. Jesús nos enseñó que “Dios hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos” (Mt 5, 45). No hay persona que esté fuera de su corazón. En su proyecto de amor la humanidad entera está llamada a la plenitud. No hay una vida que valga más y otras menos: la del niño y el adulto, varón o mujer, trabajador o empresario, rico o pobre. Toda vida debe ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte natural, en todas sus etapas y dimensiones. Jesús es nuestra Paz, en él encontramos Vida y Vida abundante. A Él volvemos nuestra mirada y en Él ponemos nuestra esperanza para renovar nuestro compromiso en favor de la vida, la paz y la salud integral de nuestra querida Patria. Jesús nos dice: “Felices los que trabajan por la paz…” (Mt 5,9). Muchos ya lo están haciendo. Hay destacables iniciativas en escuelas, parroquias, clubes, talleres artísticos y otras organizaciones de la sociedad. Los alentamos a seguir siendo instrumentos de paz. Exhortamos particularmente a la dirigencia a desarrollar un diálogo que genere consensos y políticas de estado para superar la situación actual.

11. La Virgen de Luján, presente en el corazón creyente de tantos argentinos y argentinas, nos anima y acompaña en nuestro empeño “…porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes…” (EG 288)

Los obispos argentinos
Pilar - 107 Asamblea plenaria
8 de mayo de 2014, Solemnidad de Nuestra Señora de Luján



martes, 6 de mayo de 2014

La fe no es exclusivamente dogma pero tampoco es opinión




Hoy escuché en un programa de radio que, en una entrevista al vocero de la Conferencia Episcopal Argentina,  una periodista le decía si era cierto que la Conferencia Episcopal que actualmente se encuentra reunida, trataría el tema de los divorciados vueltos a unir. El P. Oesterheld le respondió que tratarían una encuesta sobre familia propuesta por el Papa Francisco que expondría la Comisión de Pastoral Familiar. Cuando concluyó la comunicación telefónica siguieron comentando el tema y concluyeron que había cuestiones que la Iglesia tenía que cambiar porque no eran dogma y que si no, se quedaría reducida a la categoría de secta; se referían al celibato sacerdotal, a las nuevas uniones familiares, a los divorciados vueltos a unir...

Quiero aclarar algo: la Iglesia tiene dogmas de fe que son los fundamentos en los cuales los cristianos católicos creemos, luego existen aquellas cuestiones que se resuelven desde la pastoral pero que no anulan las verdades de la fe, que son los pilares sobre los que se edificó y se sigue edificando la Iglesia. Los dogmas no son ataduras sino todo lo contrario porque todos están orientados a comprender desde la razón y desde la fe aquéllo que creemos pero no entendemos. Puede cambiar el modo de interpretarlos pero no su contenido que es siempre para el bien de la persona. En definitiva es la Iglesia toda con el Papa a la cabeza, quien nos va dando los elementos para una mejor comprensión y para eso tenemos abundante información, toda cimentada en la Palabra de Dios.

Sería muy bueno que los periodistas, antes de hablar de lo que no conocen en profundidad, en lugr de "opinar" de lo que no conocen bien, llamaran a gente que sepa del tema o leyeran por ejemplo los Documentos del Concilio Vaticano II que, hasta ahora, son ejemplificadores y también la multiplicidad de Cartas Apostólicas, Encíclicas y Ehortaciones pastorales elaboradas por los distintos Papas y comisones pastorales que luego bajan a las diócesis, vicarías y parroquias. En el caso de cuestiones familiares, la Familiaris Consortio escrita por Juan Pablo II trata todos los temas que incumben a la familia. La Humanae Vitae, la Fides et Ratio, etc. etc. nos instruyen sobre aquello que no logramos entender. Hay documentos sobre los Medios de Comunicación y mucho más. El Documento de Puebla: adaptación del Concilio Vat. II a la realidad latinoamericana, las Encíclicas sobre el trabajo, la economía, la política...que no hacen más que mostrarnos una visión sobre la realidad que vivimos.

Soy una de esas personas que pudo tomar la decisión de querer entender lo que creia para poder dar razones de mi fe comenzando a estudiar y profundizar, escalando en la comprensión de a poco, gracias al Seminario Catequístico, gracias a la especialización en Pastoral Familiar y Pastoral de la Comunicación, gracias a la multiplicidad de jornadas, congresos, grupos de reflexión...y sigo profundizando porque en esta materia no se agota nunca el aprendizaje, siempre seremos discípulos misioneros por el Bautismo pero no nos podemos aislar, creemos como Pueblo de Dios y no como personas aisladas que dan su parecer u opinión. Dios mismo prepara nuestro camino y pone a nuestro alcance los medios para la misión, es cuestión de elegir hablar por hablar o hablar con intención de aclarar lo que está oscurecido. La Iglesia es Madre y Maestra y los contenidos de la fe son para todos y no para unos cuantos "expertos" o "especialistas"

Pero no se trata de creer ciegamente, ni de opinar por opinar ya que en el camino encontraremos personas que nos pedirán cuentas de por qué creemos lo que creemos. También nos dirán lo primero que se les presenta en su pensamiento a los que se creen muy progresistas pero que, si escuchamos con atención, descubrimos su mirada fundamentalista que expresan de esta manera: "la iglesia es opresora porque está atada al dogma y los cristianos no son libres" ¡Cuánta equivocación! es todo lo contrario y lo respondo desde la Palabra de Dios contenida en la Biblia y una de las declaraciones más conocidas de Jesús : "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Jn 8:32).


Lectura recomendada:

Carta Encíclica Lumen Fidei del Papa Francisco http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=520

Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium:  http://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf 

María Inés Maceratesi
 

viernes, 21 de febrero de 2014

La familia ya es un punto central del pontificado del Papa Francisco




Una amplia actividad se ha desplegado en la segunda mitad de febrero en el Vaticano, con el sello muy personal del Papa Francisco. Por una parte, el Papa quiere fortalecer la participación y la colegialidad como se ha visto en la convocatoria para los días 20 y 21 de febrero del Consistorio no público de cardenales de todo el mundo, a quienes ha pedido sus opiniones sobre el tema de la familia, y que servirá de base para el estudio del próximo Sínodo Extraordinario sobre la Familia a celebrar en octubre. El día 22 se celebrará en el Vaticano otro Consistorio público para la creación de 16 nuevos cardenales.
              
El padre Lombardi, portavoz de la Santa Sede, manifestó que no hay que esperar conclusiones concretas del Consistorio. La ponencia del mismo ha sido escrita por el cardenal alemán, Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Unidad entre los Cristianos. El documento es reservado porque es un documento de estudio. El padre Lombardi, ha dicho que el texto de esta ponencia está en “gran sintonía” con lo que ha dicho el Papa Francisco.

Las opiniones recogidas en este Consistorio no público, más los resultados y estudios sobre la encuesta que envió el Papa a todos los obispos y fieles, serán la documentación base para el Sínodo de este año. Como es sabido, el año próximo se celebrará otro Sínodo, de carácter ordinario, para seguir tratando el tema de la familia, que como se ve es un tema central del actual Papa, igual que la reforma de la Curia Romana y la práctica de la austeridad y amor a los pobres de todos los creyentes.
              
Han asistido al Consistorio no público 150 cardenales de todo el mundo, que no son todos, pues no han podido asistir por impedimentos de salud, edad u otras circunstancias unos 30 cardenales, casi todos ellos mayores de 80 años. El neo-cardenal Loris Capovilla, que fue el secretario personal de Juan XXIII, excusó su ausencia al Consistorio público del día 22, dado que a sus 92 años tiene poca movilidad.  El Papa ha anunciado que los tres presidentes del próximo Sínodo serán los cardenales de París y de Manila, y el arzobispo brasileño de Aparecida
              
Por otro lado, el Papa Francisco se ha reunido con los cardenales del G-8 que estudian la reforma de la Curia Romana, y que han aprobado constituir un organismo análogo a una congregación o dicasterio sobre las Finanzas del Vaticano.
              
¿Qué puede aportar hoy la doctrina de la Iglesia en el tema de la familia y el matrimonio? Es evidente que las circunstancias en las que una familia se mueve en la sociedad actual poco o nada tienen que ver con una familia de hace 50 u 80 años.  Según el padre Lombardi, los cardenales analizaron el «gran compromiso de lograr conjugar de la mejor forma posible el tema de la fidelidad al mandato de Cristo», al de la misericordia y al de la atención «pastoral a las personas y a las diferentes situaciones», así como valorar que “la dimensión jurídica y la pastoral no están en contradicción”.

Sin embargo, en este Consistorio no fueron tratados los temas de la contracepción ni el de las parejas del mismo sexo. Como decía Benedicto XVI sobre el matrimonio es necesario conjugar el laxismo con el rigorismo, y esto se hace en el “sacramento de la penitencia, que podría ser la senda para dar cabida a las situaciones difíciles”. Se trata de profundizar los textos de la Revelación, del antiguo y del nuevo Testamento, y en especial la Carta de San Pablo a los Efesios, según ha  informado el portavoz padre Lombardi.
                 
En unas declaraciones del cardenal Kasper al diario La Stampa, este afirma que su documento es en realidad una suma de propuestas que deben resolverse en el Sínodo, pues no hay que llevar al Sínodo el trabajo hecho por él y los cardenales que asisten al Consistorio. Sin embargo,  hay que tener en cuenta situaciones muy problemáticas y difíciles que pasan algunos matrimonios.

Redescubrir la belleza del matrimonio
              
El Papa Francisco ha dicho que es necesario redescubrir  la “belleza del matrimonio y de la familia”, la cual es “la célula básica de la sociedad humana”, pues la verdad se acepta mejor a través de la belleza. O sea  estudiar “lo que hay de bello, auténtico y bueno” en la familia, sin ignorar sus dificultades, fatigas y sufrimientos, “sin caer en casuísticas que rebajarían el nivel de nuestro trabajo”. “Hoy la familia es despreciada, maltratada”, y por lo tanto hay que destacar “lo bello” en ella, pues el Creador “ha bendecido desde el principio al hombre y a la mujer para que fueran fecundos y se multiplicaran sobre la tierra”.

Eutanasia: “La salud no es una garantía de felicidad”

El jueves 20 de febrero el Papa envió un mensaje a la Pontificia Academia para la Vida, que estudia en asamblea plenaria la defensa de la vida en el “envejecimiento y discapacidad”. El Papa defendió de nuevo las bases antropológicas en las que se asienta el hombre, y ha dicho: “la salud es sin duda un valor importante, pero no determina el valor de la persona. La salud no es una garantía de felicidad: esta, de hecho, puede abundar en personas con problemas de salud.  Por lo tanto la falta de salud y la discapacidad no son una buena razón para excluir, o peor aún, para quitar de en medio una persona”. Y añadió que el mayor sufrimiento de las personas mayores no es su salud, ni la discapacidad, ni el debilitamiento del cuerpo, “sino el abandono, la exclusión y la privación de amor”. El Papa, que en ningún momento habla de eutanasia ni de aborto sino del valor de la vida, afirma que “en nuestra sociedad existe la tiranía de una lógica económica que excluye y a veces mata, y de las que muchas personas son víctimas hoy, comenzando por las personas mayores “.

Precisamente es en el seno familiar donde más se valora “la vida de las personas, incluso en la vejez, en la discapacidad, en la enfermedad grave o incluso  cuando se está apagando”. Es “necesario escuchar” cada que se quiera leer el signo de los tiempos a los jóvenes y a los ancianos”. La familia enseña a no caer en el individualismo y a “equilibrar el yo con el nosotros”. El “Evangelio de la Vida”, como la llama el Papa Francisco, es un trabajo “a menudo cansado porque implica a ir contra corriente, pero es siempre precioso”, donde se vive realmente la solidaridad. En la familia se aprende a no caer en la discriminación de las vidas humanas por la pérdida de la salud.     

Fuente: Aleteia
Un artículo de Salvador Aragonés

jueves, 31 de octubre de 2013

Redescubrir la Comunión de los Santos como fruto del Bautismo



LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS : VERDAD CONSOLADORA DE NUESTRA FE
Ciudad del Vaticano, 30 octubre 2013 (VIS).-La "comunión de los santos", una de las realidades más bellas de nuestra fe, como la ha definido el Papa Francisco, ha sido el tema de la catequesis de la audiencia general de los miércoles, que ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro y en la que han participado más de 80.000 personas.

La comunión de los santos tiene dos significados relacionados: comunión en las cosas santas y comunión entre las personas santas y el Santo Padre se ha centrado en el segundo, “ una de las verdades más consoladoras de nuestra fe”, porque “nos recuerda que no estamos solos, sino que hay una comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace de la fe. De hecho, el término "santos" se refiere a aquellos que creen en el Señor Jesús y por él se incorporan a la Iglesia a través del bautismo”.

La relación entre Jesús y el Padre es “la matriz de la unión entre los cristianos: si estamos radicados en esta "matriz”, en este fuego ardiente de amor, podemos llegar a poseer un único corazón y una única alma, porque el amor de Dios abrasa nuestro egoísmo, nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y externas. Si estamos enraizados en la fuente del Amor, que es Dios, se produce un movimiento recíproco : de los hermanos a Dios, la experiencia de la comunión fraterna me lleva a la comunión con Dios. El amor de Dios abrasa también nuestros pecados”.

Francisco ha pasado a tratar este segundo aspecto de la comunión de los santos: La fe necesita el apoyo de los demás, especialmente en tiempos difíciles, preguntándose: “¿Quién de nosotros no ha experimentado la inseguridad, el abatimiento e incluso las dudas en el camino de la fe ?” .Todos las hemos experimentado; yo también, forma parte del camino de la fe, del camino de nuestra vida..”Todo esto -ha explicado- no debe sorprendernos, porque somos seres humanos , marcados por la fragilidad y las limitaciones. Sin embargo, en esos tiempos difíciles hay que confiar en Dios, a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es importante encontrar el coraje y la humildad para estar abierto a los demás. En esta comunión -porque comunión significa común unión- somos una gran familia, donde todos los miembros se ayudan y se apoyan mutuamente”.

El tercer aspecto de la comunión de los santos es que “va más allá de la vida terrena, va más allá de la muerte y dura para siempre. Es una unión espiritual que nace en el bautismo y no se rompe con la muerte: gracias a Cristo resucitado, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna. Hay un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía peregrinan en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la muerte a la eternidad . Todos los bautizados aquí, en la tierra, las almas del Purgatorio y los beatos que ya están en el paraíso forman una grande y única familia. Esta comunión entre el cielo y la tierra se realiza sobre todo en la oración de intercesión... Es una realidad nuestra, de todos, que nos hace hermanos, nos acompaña en el camino de la vida y hace que nos volvamos a encontrar en el cielo. !Adelante por este camino, con confianza y alegría!”.