lunes, 29 de septiembre de 2008

El Cardenal Jorge M. Bergoglio sj cerró la XI Jornada de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Buenos Aires


"Se puede afirmar que la unidad del pueblo se fundamenta en tres pilares que hacen a su relación con el tiempo y que están en tensión dialéctica entre ellos.

Primero, la memoria de sus raíces. Un pueblo que no tiene memoria de sus raíces y que vive importando programas de supervivencia, de acción, de crecimiento desde otro lado, está perdiendo uno de los pilares más importantes de su identidad como pueblo

Segundo, el coraje frente al futuro. Un pueblo sin coraje es un pueblo fácilmente dominable, sumiso en el mal sentido de la palabra. cuando un pueblo no tiene coraje se hace sumiso de los poderes de turno, de los imperios de turno, o de las modas de turno, imperios culturales, políticos, económicos, cualquier cosa que hegemoniza e impide crecer en la pluriformidad.

Tercero, la captación de la realidad del presente. Un pueblo que no sabe hacer un análisis de la realidad que está viviendo, se atomiza, se fragmenta. Los intereses particulares priman sobre el interés común, el bien común. Entonces queda atomizado en los diversos intereses particulares que nacen de un mal análisis de la realidad que estaba viviendo.

El análisis de la realidad no tiene que ser un análisis de tipo ideológico donde yo proyecto una postura previa sobre la realidad, sino ver la realidad tal cual es y de ahí sacarla. Decía alguien que la realidad se capta mejor desde la periferia que desde el centro, y es verdad,. O sea, no vamos a entender la realidad de lo que nos pasa como pueblos, y por lo tanto no vamos a poder construir en el presente el coraje para el futuro con la memoria de nuestras raíces, si no salimos del estado de "instalación en el centro", de quietud, de tranquilidad, y no nos metemos en lo periférico y lo marginal".

(Card. Jorge M. Bergoglio sj. "La Nación por construir. Utopía, pensamiento, compromiso". Editorial Claretiana bs. As. pp 30-31)

Estos párrafos sirvieron para dar forma a la XI Jornada de Pastoral Social llevada a cabo en la Arquidiócesis de Buenos Aires, jornada que tuvo como título "Hacia el Bicentenario 2010-2016" y se realizó en el Colegio San Cayetano del barrio porteño de Liniers el sábado 27 de septiembre.

El Cardenal Bergoglio fue el encargado de concluir dicha jornada tomando como base esos párrafos de su autoría citados precedentemente y recreándolos de esta manera:

"La cita que está en el reverso del programa que dice que: "se puede afirmar que la unidad del pueblo se fundamenta en tres pilares que hacen a su relación con el tiempo y que están en tensión dialéctica, en tres lugares: en la memoria de sus raíces, en el coraje frente al futuro y tercero la captación de la realidad del presente". Y en la captación de la realidad del presente cita: "no vamos a entender la realidad de lo que nos pasa como pueblo y por lo tanto no vamos a poder construir en el presente el coraje para el futuro con la memoria de nuestras raíces; si no salimos del estado de instalación en el centro, de quietud, de tranquilidad y si no nos metemos en lo periférico y lo marginal".

La captación de la realidad del presente. Salir del estado de "la instalación en el centro" para meternos en la periferia y en la marginalidad.

En otra ocasión dije que las categorías van progresando, las categorías de análisis de la realidad. Hablamos de opresores y oprimidos pero no nos basta… Hoy tenemos que agregar otro matiz, los que caen y los que sobran, los que caen del sistema, los echan y sobran, y son material de descarte. Son de alguna manera los que dan la materia prima para la industria humana del descarte. Esa industria que se llama esclavitud. Hoy en nuestro suelo tenemos esclavos.

Tenemos esclavos, sometidos. Sometidos a la organización, por ejemplo, de los cartoneros, sometidos a la mafia de la droga, sometidos a la mafia de los arrebatadores, sometidos a los talleres clandestinos que pululan en nuestra ciudad, a las cadenas de prostitución que por más que se denuncien, que salgan, nadie se atreve a enfrentar.

Esta esclavitud que vivimos hoy no puede quedar fuera del análisis de la realidad, a la misma gente que vive en la periferia, a nuestros esclavos.
Yo les dije, un poco en broma, que nos habían enseñado que la Asamblea del año XIII había decretado la libertad de vientres y abolido la esclavitud. ¿Cuántos chicos siguen siendo esclavos?

La reflexión social y política tiene que hacerse sobre la realidad entera, realidad no distorsionada, en la que aparezcan lo cabe y lo que sobra, y ahí las pautas que nos ofrece el sistema.

Para hacer un análisis de la realidad tenemos que apartarnos de los esquemas, de las ideas e ir a la carne. A la carne de nuestro pueblo, a la carne periférica que sufre, a la carne que tiene hambre, a la carne ciega, a la carne que se la tira afuera porque sobra…

El centro de nuestra reflexión es la persona. Y de ahí la bronca que produce, por lo tanto, la búsqueda en esta realidad de la justicia social. Se prefiere hablar de justicia pero no de justicia social.

Hoy quiero llamar la atención sobre esto, por favor, no miremos la realidad con un intelecto frío y con una visión solamente eticista. Estamos cansados de intelectuales sin talento y de eticistas sin bondad. Miremos la realidad con corazón de hermanos que saben amar".
Fuente: Prensa Pastoral Social

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