martes, 7 de agosto de 2007

La timidez en los niños




"Redescubrir", investigando sobre la timidez en los niños y el rol de la familia, conversó con Graciela Muñoz, madre de un joven que en su infancia daba señales de padecer un grado de timidez tal que, en algún momento de su vida, lo privó de tener acceso a algunas actividades propias de su edad.

Podrías contarnos Graciela cómo se dieron cuenta que Federico era tímido.

Nos dimos cuenta porque siempre era el último en subir al micro escolar, le costaba reclamar algo a sus maestros e inclusive, entrar a preguntar a un negocio por el valor de un juguete. Nos preocupamos porque veíamos a los otros chicos que se atropellaban para ser los primeros, ante tanto avasallamiento nos preguntábamos ¿qué le pasa a Federico que no hace lo mismo?

¿Probaron algún método? por ejemplo, ¿lo mandaban a comprar algo? te lo pregunto porque a los que son tímidos le cuesta hacerlo, especialmente si son pequeños .

¡Ni qué hablar de enviarlo a realizar una compra porque siempre tenía una excusa para no ir! , o estaba haciendo la tarea escolar, o era la hora de bañarse, o tenía que ordenar los juguetes. Nos dábamos cuenta que no era por pereza pues se levantaba sin chistar para ir al colegio, nunca faltaba aunque estuviera con un resfrío o le doliera algo. Nos dábamos cuenta sí de que padecía de un cierto grado de ansiedad porque le transpiraban las manos y se le notaban frías cada vez que se veía sometido a un grado de estrés, especialmente en las circunstancias mencionadas.

¿Pensaron que podían estar sobreprotegiéndolo o siendo muy blandos con él?

Y...no sabíamos muy bien qué hacer, sí pensamos que lo habíamos sobreprotegido, que lo habíamos truncado en algún momento de su crecimiento, sentimos bastante culpa y nos daban ganas de protegerlo más aún, de decirle que no se preocupara, que ya iba a pasar. Pero él no daba muestras de sentirse preocupado más que cuando lo invitaban a salir y siempre ponía una excusa para no ir.

A veces uno escucha que muchos padres los empujan para que enfrenten la situación por más que les cueste. ¿Ustedes lo hicieron o lo dejaron resolverlo por sí mismo?

Quizá a veces intentamos empujarlo pero no dio resultado. Siendo ya un adolescente, comenzó a querer superar esa situación y lo apoyamos, le ofrecimos ir a una consulta psicológica, que hiciera teatro, que jugara un juego de equipo. Nunca le gustó el fútbol, por ejemplo pero sí el básquet, la natación, el judo y los juegos de mesa como el ajedrez y las damas y fueron una via propicia para la resolución, hacer lo que le gustaba lo fortalecía.

También sabemos que muchas familias tratan de superar estas situaciones burlándose de esta característica, compararlos con otros que no la sufren. ¿Qué hicieron ustedes?

Nunca lo disminuimos ni nos reímos de sus reacciones, por el contrario, tratamos de elevar su autoestima que, luego descubrimos, estaba disminuida por ser el de más baja estatura de su clase aunque, lo compensaba con su gran inteligencia, memoria y creatividad. De más está decir que no bastaba que los maestros lo consideraran inteligente y capaz cuando sus compañeros se burlaban de su estatura porque el reconocimiento de los pares es muy necesario a cualquier edad.

Generalmente los tímidos tienen algún tipo de reacción orgánica o física por medio de la cual expresan su timidez. ¿Detectaron algún síntoma en Federico?

Sí y lo llevamos al médico por las somatizaciones que experimentaba , te dije que le transpiraban las manos y sufría también de dolores de estómago o vómitos, todos sin causa orgánica pero... así fue pasando el tiempo. Tratamos de no obsesionarno con la situación, de no forzarlo a enfrentar sus temores. Nuestra intuición nos impulsó a apuntar a lo espiritual, a "convencerlo" de que era un ser único, especial para su familia y sus verdaderos amigos y que las bromas en el colegio eran cosa de todos los días, que ya se iban a cansar y no se las harían más.Hasta el rector del colegio estaba preocupado porque no reaccionaba a las burlas cuando cualquiera en su lugar hubiese golpeado a quien lo degradara pero él no. Cuando le preguntamos por qué no reaccionaba nos dijo que era consciente de ser más pequeño que los otros y éso le jugaba en desventaja, y que si reaccionaba, sabía que iba a ser duro porque a pesar de todo era muy fuerte. Y así fué, recuerdo un día en que los traviesos de siempre molestaron a una compañerita, tenía entonces siete años, y les pidió que no la molestaran; al seguir con las bromas, reaccionó y le dio un trompazo en la nariz a su compañero haciéndolo sangrar por un buen rato.
Cuando llegó a casa dijo que nunca más le pegaría a nadie y así fue.

¿Cómo está hoy?...¿cambió la situación?

Hoy es un adulto, creció en estatura y en ser, pudo poner su creatividad en acto, tiene proyectos, los comunica, sabe hablar con cualquiera y de cualquier tema porque aprovechó los momentos en que sus compañeros estaban ocupados en las travesuras comunes de la edad para leer, jugar y crear. Todavía no superó del todo la timidez pero tiene mucho tiempo por delante.

¿Podrías dejar un mensaje a tantos padres y madres que piensan que su hijo o hija tiene que ser igual a todos los demás chicos de su edad y se preocupan si los ven diferentes?

Para mi, para nosotros mejor dicho, lo importante fue ser capaces de distinguir lo propio, personal y único de cada hijo y tratar de fortalecerlos en su debilidad para que puedan llevar adelante su vida reconociéndose únicos e irrepetibles, con virtudes y defectos porque todos los tenemos, aún los compañeros que molestaban a Federico, y que para cada uno hay un tiempo, un lugar, una oportunidad de dar y recibir lo que por ser humanos nos merecemos, todos y cada uno de los que vivimos en este mundo. Pero por sobre todas las cosas, los padres tenemos que ser capaces de no interferir en la evolución natural de la personalidad de nuestros hijos, ser capaces de distinguir la esencia de cada uno y no sumarnos a la manada sino aprovechar el descubrimiento de los talentos propios de cada uno e incentivarlos. Muchas veces conversaba con las madres de otros compañeros y me daban consejos sobre cómo actuar porque tenía que ser y hacer como todos los demás pero tampoco yo era una mamá del montón sino que soy de esas madres conscientes de que los hijos son hijos de la vida y que cada uno recibe según su recipiente.

Muchas gracias Graciela por tu testimonio.

No, por nada, ha sido un gusto.

Nota realizada para "Redescubrir" por Gabriela Costa

1 comentario:

Anónimo dijo...
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