¿Por qué se van a separar? Es la pregunta que muchos niños les hacen a sus padres en el momento crucial de la separación y la respuesta que reciben incidirá directamente en su desarrollo psico-evolutivo. Pero, no hay una sola respuesta; a medida que el niño va creciendo y aumentando su capacidad de comprensión hará nuevas preguntas que requerirán nuevas respuestas. En las últimas décadas el número de separaciones y divorcios aumentó de modo considerable, alcanzando entre el 40 y 50 % de las primeras uniones en la mayoría de los países de occidente. La inmensa mayoría de estas personas, son progenitores.
Marcelo de nueve años, cuyos padres se estaban separando, concurrió junto con ellos a una entrevista terapéutica. Los padres en un intento por ayudarlo, le explicaban con cuánto amor había sido concebido. El niño sin comprender preguntó: - ¿Cómo puede ser que una pareja que se amó tanto cómo para tener un hijo, se separe? Marcelo con esa lógica propia de los niños pensaba: “si ellos se dejaron de amar, ¿también me dejarán de amar a mí?”.
Para disipar sus temores hubo que explicarle que había muchas clases de amor y que el amor en la pareja, a veces, se termina a diferencia del amor hacia los hijos que es para siempre. Cuando los padres se separan, el mayor temor de los niños es lo dejen de querer, tal como se dejaron de querer entre ellos. Entonces, para disminuir el impacto de la separación se los debe tranquilizar en este sentido, asegurándoles que seguirán siendo amados y cuidados por ambos. La diferencia será que en adelante, papá y mamá no vivirán más juntos.
La separación debiera ser un acto de mucha responsabilidad cuando hay niños involucrados. Es importante que ambos padres, les comuniquen la decisión, antes de que uno de ellos abandone el hogar y al hacerlo, tomen en cuenta la edad de los hijos, su capacidad de comprensión y no entren en detalles que los hieran. Las explicaciones deben ser claras, simples y bajo ninguna circunstancia cargar con la culpa a un progenitor o usar términos que lo denigren, a fin de que los hijos puedan conservar el vínculo que los une a ambos: el divorcio es sólo para los cónyuges. Los niños necesitan mantener un vínculo positivo con sus padres, para alcanzar un desarrollo emocional saludable.
Cuando los padres les anuncian su separación, debe quedarles claro a los hijos que aunque dolorosa y difícil, mantenerse unidos sería aún más doloroso y difícil para todos. Los chicos deben saber que antes de tomar esta decisión, lo más probable es que sus padres hayan intentado evitarla durante mucho tiempo sin encontrar la forma de resolver sus problemas y el divorcio es la opción que beneficiará a todos.
Es normal que los hijos deseen que sus padres vuelvan a vivir juntos, pero cuando se les habla claramente a los niños, se les está dando la oportunidad de encontrar nuevas maneras de seguir adelante, en vez de estar siempre esperando el regreso a su vida anterior. Si se aferran a esa idea, las cosas empeoran, se prolonga el sufrimiento debido a que no pueden terminar de elaborar las pérdidas y se entorpece el proceso de adaptación al divorcio. En cambio, cuando entienden que la decisión de sus padres es definitiva, pueden iniciar el proceso de ajuste y su situación con el tiempo mejora.
Por lo tanto, no deben alentarse falsas expectativas en los hijos. Sólo en raras ocasiones los padres que se han divorciado deciden que cometieron un error y se vuelven a unir. Previamente a la partida del hogar de un padre, los hijos necesitan saber adónde se va, dónde va a vivir, cuál será su número de teléfono, cuándo y con qué frecuencia lo verán y todo aquello que les garantice con hechos la continuidad del vínculo.
Durante la crisis la vida de los niños se torna caótica. La frecuencia y la regularidad de las visitas les permiten volver a hacer sus días predecibles y recuperar la confianza perdida. De ahí, que ambos padres estén involucrados en su cumplimiento, en el sentido de que el progenitor residente, debe facilitarle absolutamente las visitas al no residente.Por otra parte, los niños deben ser informados con anticipación de todos los cambios que van a ocurrir. Cuanto menor sea su número, más rápido se van a adaptar.
Sentirse ajeno/a en el hogar dónde vive el padre (o madre) es una de las experiencias más desafortunadas por las que atraviesan los niños de padres separados. Para que no se sientan “un extraño”, es aconsejable brindarles un espacio propio en la nueva casa del padre que se retira: de ser factible una habitación y si no fuera así, bastará con una parte de un placard o con un simple cajón de su uso exclusivo para que guarden sus pertenencias: libros, juguetes, algo de ropa.
Adecuarse a cada cambio lleva tiempo e implica un difícil proceso que siempre involucra pérdidas, de modo que es aconsejable NO hacer muchos cambios juntos, en lo posible no más de uno o dos por vez, para darle tiempo de elaborar las pérdidas y adaptarse paulatinamente a la nueva situación.
Muchos chicos, especialmente en los más pequeños, se preguntan: ¿se separan por mi culpa? Piensan que sus padres permanecerían juntos si se hubieran portado mejor, recibido mejores calificaciones o hecho algo diferente. Hay que decirles claramente para que lo entiendan, que el divorcio es la consecuencia de dificultades entre los padres, y no de dificultades con ellos. Inversamente, otros chicos se preguntan: ¿puedo yo arreglar las cosas? La respuesta es No. Así como no pueden impedir el divorcio, tampoco pueden hacer nada para lograr la reconciliación.
Les debe quedar claro que portarse mejor no es la solución a las dificultades que sus padres tienen entre ellos. Los niños también se preguntan: ¿con quién voy a vivir?, ¿podré quedarme en esta casa?, ¿cómo voy a sentirme en casa la de mi papá (o mamá)?, ¿si nos mudamos, podré seguir yendo a la misma escuela y teniendo los mismos amigos?
Hay tres necesidades básicas comunes a todos los niños:
1. sentir que alguien los ama y cuida de ellos;
2. desarrollar un sentido de pertenencia e identidad;
3. saber qué va a pasar en sus vidas (predecir).
Entonces, todas estas preguntas deben ser satisfechas con claridad y sencillez para disminuir el impacto del divorcio. Sólo los padres pueden llevar tranquilidad a sus hijos en estas penosas circunstancias. Sus palabras apropiadas tienen un efecto sanador mucho mayor que las del mejor terapeuta al que se los lleve.
Muchas veces, los padres inmersos en su propio dolor y preocupaciones, se vuelven menos sensibles a las necesidades de sus hijos. En estos casos, la labor del especialista es ayudar a los padres a que ayuden a sus hijos.
Por Doctora Dora Davison
Médica y terapeuta familiar. Argentina - Buenos Aires. Directora de Familia S21Internacional. Fundadora y Ex Presidenta de la Fundación Familias Siglo XXI de Buenos Aires. Autora de los libros "Familias Ensambladas. Mitos y realidades de los tuyos y los míos". Ed. Vergara y de "Separación y Divorcio. Un faro en el camino". Ed. Universidad.Ex profesora de la Universidad de Buenos Aires – UBA. Dicta los cursos On Line "Familias Ensambladas" y "Prevención del Divorcio Destructivo", capacitando profesionales de Salud y del Derecho de Familia, "Aprendiendo a ensamblarse – Tuyos, míos y nuestros" para parejas ensambladas
Médica y terapeuta familiar. Argentina - Buenos Aires. Directora de Familia S21Internacional. Fundadora y Ex Presidenta de la Fundación Familias Siglo XXI de Buenos Aires. Autora de los libros "Familias Ensambladas. Mitos y realidades de los tuyos y los míos". Ed. Vergara y de "Separación y Divorcio. Un faro en el camino". Ed. Universidad.Ex profesora de la Universidad de Buenos Aires – UBA. Dicta los cursos On Line "Familias Ensambladas" y "Prevención del Divorcio Destructivo", capacitando profesionales de Salud y del Derecho de Familia, "Aprendiendo a ensamblarse – Tuyos, míos y nuestros" para parejas ensambladas
Fuente: Mujer y Negocios
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