jueves, 3 de octubre de 2013

Misión de la mujer en la Iglesia como animadora de espiritualidad

Autor: Juan Carlos Meinvielle

El mundo de la espiritualidad y la mujer:

Ya hace mucho tiempo, el escritor francés André Malraux, decía que el siglo XXI sería el siglo de la mística y Karl Ranher decía que el cristiano del siglo XXI, sería un místico o no sería cristiano, porque el mundo tendría hoy tantas ocasiones de vivir como ateo, que sólo un místico puede superarlas. Pero ¿Qué es ser místico? No son visiones, ni estados crepusculares, ni falsos misticismos de meditaciones o estados de trance que nos aparten de la realidad y sean una evasión de los verdaderos problemas. Sobre todo de la familia. La espiritualidad verdadera es vivir una profunda experiencia de Dios. El cristiano espiritual, es el que cultiva el diálogo con Dios y con los hombres, y sus problemas y se compromete con su testimonio. ¿Y cómo podemos vivir el diálogo cristiano en familia y la espiritualidad familiar?

No hay duda, que la espiritualidad es una tarea que se adapta bien al espíritu femenino. Sin entrar en el tema de las comparaciones entre mujeres y hombres, ni decir quién es más o quien es menos, hay que admitir que por su sensibilidad y percepción propia de la realidad, la mujer está muy bien dotada para esta misión. Su ubicación en lo cotidiano, en el mundo y la historia, en lo corpóreo y al mismo tiempo en la interioridad, en lo afectivo, en el arte, en la creatividad y la inteligencia emocional, la dotan de grandes cualidades para vivir y testimoniar la vida espiritual. Por ejemplo, una teóloga de la UCA, que comenta la obra del famoso Von Balthasar, dice que “el ser de lo femenino ocupa un lugar eminente en la configuración del diálogo interdisciplinario entre teología y vida”.

Carismas de estilo laical:

Por otra parte, es muy interesante darse cuenta de que este ámbito, no atañe exclusivamente al ministerio ordenado, sino que puede ser un “estilo laical” plenamente eclesial y femenino. Los pastores, no son los únicos que pueden hablar de todos los temas en la iglesia. A ellos les compete gobernar y discernir y vigilar los carismas particulares, pero hoy una verdadera teología de los carismas como enseña San Pablo, que en la medida que se profundice, va a ser de gran provecho para el desarrollo de la vida eclesial y seguramente nos revelará aspectos muy importantes de la misión y el papel de la mujer como animadora de espiritualidad en las comunidades eclesiales. Hoy la voz de la mujer debe oírse cada vez con más fuerza en la Iglesia. Es cierto que hoy, ya hay mujeres teólogas, que son formadoras de pensamiento cristiano. Hay catequistas, o trasmisoras de fe. La mujer es madre, trasmisora de vida y humanismo. Es maestra o formadora de cultura y de valores. Pero seguramente, sin ser profetas, podemos decir que cada vez más, será animadora de espiritualidad, no sólo para las mujeres sino para toda la Iglesia.

Misión de la mujer en la espiritualidad, mirada historia:

Si miramos la historia, nos encontramos enseguida con una mujer, María, que recibió el primer anuncio del Emmanuel, el Dios con nosotros y lo hizo carne en sí misma. Así entró ella en la historia de la salvación. Encontramos después a otra mujer, María Magdalena, que fue la primera enviada a anunciar a Jesús resucitado a toda la Iglesia, incluidos los Apóstoles. Más aun, recordemos entre otras a Santa Catalina de Siena, cuyos pasos fueron seguidos por Papas y Cardenales. Teresa de Ávila, dirigió una reforma impresionante en la Iglesia. Teresita abrió caminos de espiritualidad para todos. En la edad media y durante la conquista española de América, mientras los misioneros y las universidades expandían la evangelización en Europa y el nuevo mundo, las mujeres madres, plasmaban el humanismo cristiano en la familia y la inculturación de la fe en la España mora y judía, y en los pueblos originarios de Latinoamérica.

Nuevos movimientos de espiritualidad:

Si miramos la sociedad de hoy vemos muchas mujeres que participan en los nuevos movimientos de espiritualidad. Por cierto estos movimientos tienen cosas valiosas y otras que deben ser evangelizadas y discernidas. Recordamos las palabras del Papa cuando era prefecto de la Doctrina de la fe, sobre “los métodos orientales en la oración cristiana”. También hay aspectos de la nueva era, que son incompatibles con nuestra fe. Es importante estudiar cual el atractivo que ejerce esta espiritualidad y las causas del rechazo a la Iglesia y lo institucional. Hay mujeres cristianas que son instructoras de yoga o de zen y hay quienes dirigen grupos de oración cristiana con estos métodos. Son experiencias que pueden ser apreciadas y valoradas después de discernirlas convenientemente, no tienen por qué ser esfuerzos aislados y pueden ser integradas a la Comunidad. Aquí se puede descubrir el papel de la mujer laica, instaurando un diálogo de confianza y aprecio dentro de la comunidad.

Afinidad de la mujer con ciertos aspectos de la espiritualidad actual

La interioridad es una de las mayores búsquedas de los movimientos espiritualistas contemporáneos. Se utilizan para lograr la paz y armonía interior, la respiración, la concentración, la relajación y el silencio. Se busca lograr un nuevo concepto de salud y de armonía ecológica. Sin menospreciar esas prácticas, como ya dijimos, la espiritualidad cristiana no puede dejar de ser interior y espiritualidad, pero también religiosa y comunitaria. La espiritualidad actual es fuertemente individualista y evita lo religioso, lo trascendente y la tradición y magisterio eclesial.

Rasgos de una espiritualidad cristiana actual:

Tiene que ser una espiritualidad del corazón, que integre en la unidad de la persona, el cuerpo y el alma y el espíritu. Que cuide las emociones y busque liberarse de sentimientos de culpabilidad, de obsesiones y escrúpulos, de miedos y, sobre todo el miedo a Dios, al juicio y lo trascedente. La espiritualidad cristiana da verdadera importancia a la libertad de la persona como sujeto moral, a la formación de la conciencia y del juicio y la toma de decisiones morales, no tiene una concepción deformada del pecado y la conversión. Entiende lo que es la reconciliación y el perdón. Se funda plenamente en el amor a Dios y al prójimo, sin legalismos y moralismos rígidos e intransigentes y discriminatorios. Busca la justicia social y la reciprocidad de las conciencias, preocupándose por el bien del prójimo y la paz y la no-violencia en todo aspecto, social, doméstica, familiar, juvenil y política y la sanación del perdón de las ofensas y heridas de la vida. Una espiritualidad cristiana actual auténtica, deberá ser la espiritualidad de la acción y de la vida cotidiana. Juntamente con ella corre el tema de la liturgia de la vida diaria. El culto de la vida cotidiana y el sacerdocio bautismal del laico. Los actos del culto son el sacrificio y la ofrenda. Ofrecer todo lo que hago en mi vida cotidiana, y hacerlo lo mejor que pueda para gloria de Dios, es el acto de culto de mi Misa personal. La adoración de Dios en mi vida diaria es la ofrenda y el sacrificio de vida, de mi cuerpo de mi trabajo y sufrimientos, junto con el Sacrificio de Jesús.

Papel de la mujer en la espiritualidad familiar y de la vida cotidiana

Dios es familia, decía siempre Juan Pablo II. La familia es también una IGLESIA doméstica, es decir, un misterio de COMUNIÓN. Los SACRAMENTOS de la iglesia doméstica, son el Bautismo que vivimos como vida de Alianza y amistad con Dios por medio del Espíritu Santo. La Comunión de los miembros de la familia, alimentada por la Eucaristía. Y el misterio del sacramento del Matrimonio cristiano, es la comunión de vida y amor de dos que se entregan y reciben mutuamente, sus cuerpos y almas, se cuidan en la salud y la enfermedad, y se perdonan y reconcilian siempre. El calendario de la espiritualidad familiar, abarca los aniversarios, cumpleaños y fiestas de familia, para recordar el paso de Dios por su historia de todos los días. Los duelos, las enfermedades y los sufrimientos son la Semana Santa y la Pascua de la familia. También los padres viven la liturgia doméstica del hogar y la trasmiten a los chicos, cuando junto al beso de las buenas noches, los bendicen trazando la señal de la cruz en su frente. Cuando los lleven a realizar la visita a la iglesia del barrio, para que ésta se vuelva familiar para el chico. Y como los niños a esa edad comienzan a imitar lo que ven hacer a los otros, les enseñan a rezar ante las imágenes o el altar doméstico y hacer un ratito de silencio. Siempre obviamente gestos sencillos, breves. Cuando el niño empieza el jardín de infantes y aparecen los amiguitos, les hablan de Jesús como amigo, y les van enseñando las oraciones a la Viren y los santos.

Mujer, imagen femenina de Dios

Dios ¿es padre?, ¿o es madre? ¿Es varón o mujer? ¿Dios … o diosa? Las dos cosas tienen algo de verdad, pero no son verdad del todo. En realidad en Dios no hay sexo, no es varón ni mujer, pero es el Creador de todos los hombres y mujeres por igual. “Creó al hombre”; “Los hizo, varón y mujer. Y repartió sus dones por igual entre ellos, pero a cada uno le dio algo especial y característico, para que en la comunión de ambos pudieran enriquecer al otro y así viviendo en comunión, el hombre y la mujer re-crean la imagen de Dios Comunión Trinitaria y Amor de Personas. En realidad, la Biblia, está llena de imágenes femeninas y maternales de Dios. También el Nuevo Testamento. Y también de imágenes matrimoniales y nupciales y por supuesto, la Alianza.

Nos cuenta la Biblia que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. Y el Beato Juan Pablo, añade en su encíclica sobre la familia, que también la familia por ser una comunidad de personas es imagen de Dios, Comunidad de Tres Personas. No sólo eso, sino que también cada miembro de la familia reproduce personalmente, tomado dentro del conjunto familiar, alguno de los rasgos característicos de Dios: la mujer reproduce la ternura del amor de Dios; el hombre, la paternidad y fuerza; los ancianos la sabiduría de Dios; los jóvenes, su creatividad y energía, los niños aquella inocencia sin la cual no podemos entrar en su Reino.

Por supuesto, al decir que la mujer tiene la misión de trasmitir ternura, no significa que la mujer debe ser un ser débil y sometido. Todo lo contrario. La ternura, según San Francisco de Sales es la perfección de la caridad y del amor, que es el primer mandamiento. Ternura, es sinónimo de la “compasión” que experimenta Dios por los hombres, especialmente por los débiles y pecadores, como lo muestra la parábola del buen samaritano. “Con-pasión”, significa sufrir con el otro. Dios es compasivo porque asume el dolor del pobre, del pueblo crucificado y lo redime, no con discursos y enseñanzas teóricas, sino compartiendo su dolor. Ese es el amor de una madre, y en general de la mujer que está llamada a aportar a la sociedad, este rasgo que Dios puso en su naturaleza y que es característico de Él. Una mujer que no se entiende a sí misma un poco como madre, más allá de la maternidad puramente biológica, no entiende su misión de mujer.

Deformaciones de género

Es cierto que por desgracia, durante mucho tiempo se tergiversó la figura de la mujer, desfigurando su imagen mediante una caricatura de ser obediente y sumiso. Muchas veces la cultura de la época pasada, redujo el rol de la madre solamente los quehaceres domésticos y a su papel en el hogar. No hablo de este tipo de rol materno antiguo, sino de la mujer que siempre en todas sus funciones, domésticas, sociales, eclesiales o políticas y culturales, sabe dar ese toque de madre, que sólo ella puede dar, al poder dar vida, hacer crecer, cuidar y dar fe a sus semejantes como lo hace Dios con sus hijos.

¿Igualismo o complementación?

“Cuando el machismo y el feminismo se encuentran, nace el igualismo”, dice una propaganda de cerveza. Como si dijéramos que cuando nos encontramos para tomar una Quilmes, ya no hay diferencias de sexos. El “igualismo”, puede funcionar bien, si se trata de los derechos humanos de las personas. Todos somos iguales, hombres y mujeres y tenemos los mismos derechos. Pero también es cierto, que los sexos tienen características propias de cada uno, que los hacen diferentes, aunque iguales en valor y dignidad. Esas diferencias, justamente son para enriquecer al otro, en el encuentro de los sexos y en el amor. No hablamos solamente del encuentro sexual de tipo genital, sino en el encuentro de personas diferentes, donde cada una mirando a la otra pude decir “yo tengo lo que a vos te hace falta” y “vos tenés lo que yo necesito”. Y así, en primer lugar la amistad entre hombres y mujeres y luego en particular el matrimonio, es un camino de perfeccionamiento y crecimiento en conjunto donde los dos se complementan como personas.

El futuro de la mujer en la Iglesia

Si bien la Iglesia de Cristo seguirá siendo siempre la misma, no sabemos cómo será la Iglesia del futuro, humanamente hablando y desde el punto de vista pastoral e intencional. No sabemos si algún día la mujer llegará a ser sacerdote, o si se admitirán sacerdotes casados. Pero en realidad tampoco importa demasiado. Lo importante es afirmar la importancia del papel de la mujer en la iglesia del futuro, como maestra de espiritualidad cristiana.

En Europa la idea de pueblo cristiano va perdiendo fuerza frente al pluralismo y a otras religiones. El pueblo ya no es la Iglesia, como era en otra época. Tal vez vayan creciendo los movimientos eclesiales y las pequeñas comunidades más fuertes y comprometidas. También entre nosotros se podrá ir dado ese proceso, pero en Latinoamérica donde todavía es fuerte la religiosidad popular, se hace necesaria una nueva evangelización de la cultura. No hablamos sólo de catequesis parroquial. Acá es donde el papel de la mujer puede aparecer con mucha fuerza como trasmisora de fe y maestra de espiritualidad en la comunidad eclesial del futuro tanto en Europa como en Latinoamérica.

Preguntas, para un debate:

1. ¿Qué es lo más importante que puede hacer la mujer para comprometerse en un trabajo de espiritualidad

2. ¿Tiene hoy la mujer en la Iglesia un papel importante, en nombre propio, no sólo como colaboradora o secretaria? ¿Puede llegar a tenerlo?

3. ¿Qué características tiene la mujer, con las que puede enriquecer a los demás y a la Iglesia?

No hay comentarios.: