martes, 11 de septiembre de 2007

El matrimonio, un proyecto de a dos

En el momento de decidirse a dar el gran paso hacia el matrimonio, es muy bueno ir preparados. Si para decidir qué carrera estudiar, o a dónde ir a veranear damos mil vueltas, a la hora de decidir un paso así parece razonable tomarse el asunto en serio.

Nos llevaría un tiempo entrar a detallar lo que cada uno necesita encontrar en el otro antes de decidirse a compartir la vida. Ante todo, es necesario que uno se conozca bien y tenga una idea de lo que está buscando en otra persona.

Preguntas sobre quién soy, qué quiero hacer con mi vida, cuál es mi proyecto de vida a futuro, pueden ayudar para el momento de tomar una decisión porque quien sabe quién es y hacia dónde quiere ir puede encontrar el camino adecuado.

Otro interrogante a la hora de la decisión tendría que apuntar a plantearse esta pregunta: ¿qué creo yo que es el matrimonio y qué espero de él?. Esta pregunta rumiada a tiempo puede ser una pista para que, al momento de finalizada la "luna de miel" no se produzca una desilusión o, lo que es peor, nos lleve a la sensación de haber dado un paso demasiado largo.


Indudablemente que hay parejas que nunca se han hecho este tipo de preguntas y vemos que aún siguen juntos y no les ha ido muy mal que digamos pero, seguramente habrán tenido un par de ideas bien definidas sumado quizá, a un ambiente en el que han crecido y los ha favorecido con el ejemplo de sus padres... quizá, porque en este tema no hay recetas acabadas ni perfectas.

Lo que quizá no podemos discutir es que hoy en día lo más común es que los jóvenes no tengan mucha idea de lo que implica el matrimonio y por lo tanto, no saben muy bien lo que buscan.

¿Qué es el matrimonio?

Se entiende que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para toda la vida, así nomás, sin anestesia; nadie se casa hoy con la idea de separarse al primer desencuentro o a la primera pelea porque, se supone que lo que los impulsa a dar el paso es el amor que se tienen mutuamente y el amor está llamado a crecer, no a extinguirse.

A esta altura muchos pensarán que no vivo en este siglo o me quedé en un ideal del pasado pero no, constato a diario que quien ama, ni piensa en separarse de la persona amada. Si posteriormente surgen problemas insolubles, si se rompe el vínculo, si la mentira o el engaño se instalan y quiebran la relación, es otro asunto, de ahí la importancia y la necesidad de conocerse muy bien y sobre todo de compartir al menos, una escala de valores en la que la verdad esté en uno de los primeros lugares.

Sería quizá útil esta comparación para preguntarse: ¿qué pasa cuando se nos rompe algún artefacto del hogar, tratamos de arreglarlo o lo tiramos a la basura?. Lo más probable es que hagamos esto último porque vivimos en la cultura de lo descartable y esa cultura, se extendió a todos los aspectos de nuestra vida, también al matrimonio, entonces, peleamos, rompemos, nos vamos o se va.

Tenemos que volver a la cultura de la reparación de lo que está deteriorado, roto o deslucido. ¿Vieron cuantos programas de bricolage hay en televisión que nos muestran cómo y con qué elementos reciclar objetos?. Traslademos ese sistema a nuestra vida y nos vamos a dar cuenta de que muchas veces necesitamos reciclarnos y reciclar nuestras relaciones, lo cual no significa romper con todo y buscar otra novedad, sino buscar la novedad de lo que no conozco del otro y que puede llegar a sorprenderme.

Los encargados de llevar adelante un matrimonio son las personas que lo forman, no todos los matrimonios fracasan, se cansan, se tratan mal o se aburren, hay algunos que realmente comprendieron de qué se trata.

¿Está en crisis el matrimonio?

No es el matrimonio lo que está en crisis sino las personas que llegan a él con muy poca consistencia, con poca capacidad de tolerancia para el esfuerzo, que no buscan sino su propio placer, que no conocen que es el compromiso, que no saben lo que es querer de verdad y porque les falta la grandeza y la valentía de lanzarse a una aventura de la cual desconocen el final.

Si a una persona con estas características se le pone al lado otra persona con las mismas características o parecidas, no aguantarán ni cuatro meses casados.

La madurez de una persona conlleva un proceso continuo y se va alcanzando a lo largo de los años y luego de atravesar crisis personales varias.
La madurez humana es una respuesta que damos a los acontecimientos con los que nos vamos encontrando y el matrimonio es un excelente lugar para la ayuda mutua en ese proceso de alcanzar la madurez, proceso que no termina nunca.

No se pretende que todos los jóvenes lleguen maduros al matrimonio pero es esperable que estén dispuestos a una constante evolución y mejora personal en la que ese apoyo mutuo es necesario.

Casarse para seguir queriéndose

Las personas no se casan porque se quieren sino porque quieren seguir queriéndose. Con ésto es suficiente para comenzar, la intención de que ésto se vaya convirtiendo en una realidad.

En todo este proceso hay un elemento que no puede faltar el diálogo, con todos los componentes que lo acompañan: confianza, respeto, donación, capacidad de espera, de escucha atenta, de ternura, de encuentros compartidos, de pequeños detalles y mucho más.

El matrimonio es una gran aventura y para cualquier aventura nos preparamos tratando de llevar los mejores elementos que nos pueden ayudar en la travesía; también llevamos una hoja de ruta, porque tendremos que atravesar diferentes tramos, algunos con tormentas, otros con mucha calma y sol radiante y también quebradas oscuras que son inevitables.

Así vamos adaptando nuestro caminar según el tiempo, según nuestras fuerzas físicas y otras circunstancias, pasa con el matrimonio o con cualquier otra empresa personal importante, también con un trabajo, o con la educación y crecimiento de los hijos, nos lanzamos a la hermosa aventura que nos traerá fuertes vientos pero también tiempos de reposo en aguas tranquilas, lo importante es la adaptación, la aceptación de los cambios, la tolerancia y la constancia para superar cualquier contingencia que ponga en peligro el amor mutuo que renovamos día a día hasta el final. Nadie nos asegurará la felicidad completa porque ésta se conforma de momentos, algunos más felices que otros.


El matrimonio es un camino
que dos vidas recorren juntas para buscar la felicidad.

María Inés Maceratesi

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha sorprendido encontrar un artículo sobre un tema que me preocupa cada día más. Va en la línea de mis últimos post. Enhorabuena por tu entrada.