En los orígenes cristianos, para introducir la presencia de Jesús en el mundo pagano se comenzó a celebrar su nacimiento, en Belén, el día de la gran fiesta pagana del Sol. Siglos después, cuando el afán de ganancias comerciales oscureció la vida servicial y de alegre austeridad de la comunidad cristiana, el inspirado trovador de Asís –SanFrancisco- populariza la narraciones evangélicas del nacimiento de Jesús, en atrayentes pesebres que cautivaron a chicos y grandes durante siglos…
Hoy –en tiempos de “un cristianismo sin Cristo”, nos toca recuperar la Navidad
del infantilismo del pesebre, al reducir a Jesús a la imagen de un niño recién nacido; del consumismo, al reducirla a intercambios de tarjetas y regalos, viajes de turismo y mesas con exquisiteces y derroche de dinero; del familiarismo, al reducirla a la simple reunión de familiares y amigos… en una fiesta familiar…
Recuperemos la Navidad. Más allá del simpático Pesebre lleguemos, lo más posible, a la hondura de la misteriosa realidad que oculta el pesebre de Belén : Dios se hizo hombre…para entrar en nuestra historia…para hacer historia con nosotros…Con hondura de reflexión, animados por el Espíritu de Dios intuyamos la maravilla de la vida humana con Dios con nosotros, el Enmanuel…Volvamos al origen de la Navidad…Celebremos la Navidad con la gozosa ternura de María y José acunando a Jesús en la pobreza de un establo; con la incontenible alegría y grande admiración (asombro) de los Pastores y con la Fe que busca, adora y entrega personal de los Reyes Magos. En esta Navidad busquemos el encuentro personal con Jesús.
“En la “Noche Buena” volvamos a escuchar: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres amados por Él”.Es un canto a la vida que nos despierta y lanza a ser misioneros, testigos y portadores de vida, de la vida plena, de la vida de los hijos de Dios. Por eso, en este camino a la Navidad, quisiéramos juntos volver a descubrir nuestra responsabilidad frente a la paz y a la vida plena para todos, como frutos de ser amados por Él” (Obispos patagónicos en Mensaje de Navidad 2008)
Hoy, hay vecinos y parientes que cierran puertas a la vida: son los ricos que no comparten generando hambre –exclusión y muerte prematuras, Hoy, también, existen el Herodes que matan la vida humana con engañosas artimañas del “derecho al propio cuerpo de la mujer” que engendra la vida humana presente desde el primer instante de la concepción. Hoy, ante la locura de la búsqueda del placer en comilonas y bailes, borracheras y drogas, volvamos a la sensatez de la fiesta familiar que tras el pesebre hogareño descubre la realidad del Enmanuel, el Dios- con- nosotros.
Si no hacemos un rato de silencio y no nos ponemos las “pilas” de la Fe Cristiana, seguiremos muy lejos de lo que es la Navidad. “En esta Navidad al descubrir cuánto nos ama Dios, no podemos sino comprender que hemos sido llamados a ser signos y portadores de ese amor de Dios frente a cada vida humana. Será entonces verdaderamente una Navidad cristiana, si ese niño o niña que pasa hambre y que a veces es sometido a tantos atropellos encuentra una familia que se interesa y se preocupa por él. Será también Navidad, si ese o esa adolescente o joven heridos por la violencia, las adicciones, la explotación sexual o la marginación, encuentra una comunidad que le ofrece una alternativa de cambio. En fin será Navidad si todo hermano o hermana, cuya vida es amenazada, encuentra “un prójimo” que con signos concretos le hace descubrir el valor de su vida” (Mensaje de Obispos patagónicos)
Contemplando el Pesebre histórico de Belén- ¡¡¡la primera Navidad!!! comprenderemos que no hay Navidad sin Jesús-María y José y al mismo tiempo con la buena noticia a los pobres (Pastores) de una convocatoria a los ricos (Reyes magos) para que compartan sus bienes con los carenciados Y como en la primera Navidad pobres y ricos al encontrarse con el Salvador han de regresar a sus respectivos ambientes para anunciar la ternura del amor de Dios para con toda mujer u hombre que viene a este mundo. ( Cfr. Juan 3,16)
¡Que la Navidad 2008 proyecte sobre tu vida la felicidad de la Fe en Jesús, tu Salvador!
Miguel Esteban Hesayne- Obispo
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