lunes, 4 de mayo de 2009

La Catequesis y las enseñanzas de Jesús


"Vayan y encuéntrenme en Galilea"

Hace muchos años que estudié que la única forma de enseñar, es decir, de que el otro aprenda, es hacer que lo que se transmite sea de su interés.

En numerosas oportunidades observo que hay muchas cosas que, en la escuela, nadie enseña y, sin embargo, son de verdadero interés para los niños y los jóvenes.

La catequesis debe hablar de esos temas. En la semana de Pascua, en la parroquia Santa Juana de Arco, de Ciudadela (Buenos Aires), el sacerdote explicó que cuando Jesús dijo a las mujeres que lo buscaran resucitado en Galilea, quiso decir que debían buscarlo en la vida cotidiana.

Hallar a Jesús en la Iglesia es relativamente fácil, lo necesario es encontrarlo en los otros, en los que nos molestan, en las situaciones cotidianas, buenas o malas, en los signos de Dios.

Hace muchos años, en la programación del colegio secundario había una materia que se llamaba higiene en la cual nos enseñaban el cuidado del cuerpo y las diferentes enfermedades.

Hoy, a pesar de que se habla mucho de la comida sana, cada vez se comen más cosas que no benefician el buen desarrollo.

¿Por qué, si desde la catequesis hablamos de esto sin sentir que perdemos el tiempo o que estamos yéndonos del tema?

Porque todo el que quiera seguir a Jesús se debe hacer responsable de sí mismo y de los demás. Y esto comienza por el plano físico. Si, teniendo la posibilidad, no me alimento correctamente, no hago deporte, vivo una vida sedentaria, no estaré cuidando lo que Dios me encomendó. Si no respeto al otro y lo utiliza sólo para mi propio placer, tampoco estaré viviendo en el amor.

Ir a Galilea sería partir de la vida de los chicos, de sus cosas más concretas, que sientan que allí está Jesús, que su mensaje se dirige a la vida de todos los días.

Lo cotidiano también son los medios de comunicación, casi el único lugar de donde los chicos extraen la información y, lamentablemente, en muchas oportunidades, la recuerdan.
Lo que se dice en los medios es casi palabra santa, incuestionable.

Ir a Galilea sería enseñarles a descubrir lo que nos están transmitiendo, quién lo dice, por qué, qué intereses persigue.

Hace pocos días, cuando un chico de 14 años mató a un camionero, los medios escribieron largas notas acerca de este suceso, y de la violencia cotidiana. Poco dijeron de la vida del chico, de la educación que había recibido, de cómo era su vivienda y de las oportunidades que había tenido.
Poco contaron acerca de los que se habían ocupado por educar a ese chico, de los trabajadores sociales que averiguaron por qué no iba más a la escuela. A pocos les interesó contar la verdad, no dijeron que el hombre había bajado armado y había disparado tres tiros que dieron en casa vecinas sin herir a nadie, pero podría haber matado a alguien que pasaba por la calle. Esto no justifica, pero muestra cómo los medios cuentan una sola parte de la realidad llegando en numerosas ocasiones a desvirtuarla.

La catequesis debe ofrecer una visión de la realidad desde las enseñanzas de Jesús.

Hay un viejo cuento de Menapace, Los anteojos de Dios, que termina diciendo que si uno quiere tener la mirada de Dios y juzgar como él, debe tener el corazón de Dios. Podremos entonces, educar el corazón para que primero comprenda y luego juzgue, para que desee el bien, en lugar de buscar venganza.

Muchas cosas se pueden decir desde la catequesis para descubrir a Jesús resucitado en Galilea, en lo cotidiano. Es hora de abrir el corazón para descubrir qué necesita nuestra sociedad para no destruirse y, para que las nuevas generaciones no se encuentren desde la cuna, una contra otra.
Es un desafío en el cual Dios está dispuesto a darnos una gran mano siempre que nosotros pongamos la otra.
María Inés Casalá
Fuente: Periódico "Diálogo"

No hay comentarios.: