lunes, 18 de marzo de 2013

Un cielo nuevo y una tierra nueva gracias a S.S.Francisco



Estamos a pocas horas de asistir a un hecho no sólo histórico sino también teológico, la asunción de un nuevo Papa, un Papa del Siglo 21 que nos dará grandes sorpresas. A mi entender comienza una etapa signada por el testimonio más que por las palabras, comienza lo que Juan Pablo II ya nos había anunciado: "el siglo 21 será espiritual o no será"

¿Pero quién es este hombre que se atreve a romper con el protocolo, que usa zapatos gastados y se despoja de oropeles usados durante siglos?

Quienes vivimos en Argentina y más puntualmente en la Arquidiócesis de Buenos Aires no nos asombramos de los gestos que realiza porque llevamos años escuchándolo decir que tenemos que ser testigos, que nuestras palabras serán creíbles si se acompañan con los gestos adecuados. No nos asombra el despojo ni la alegría que emana porque su prédica siempre se basó en la alegría y en la fiesta.

Jorge Mario Bergoglio sj nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Estudió y se diplomó como técnico químico, pero al decidirse por el sacerdocio ingresó en el seminario de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús, estudió humanidades en Chile, y en 1960, de regreso en Buenos Aires, obtuvo la licenciatura en Filosofía en el Colegio Máximo "San José", de San Miguel.

Entre 1964 y 1965 fue profesor de Literatura y Psicolog{ia en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, y en 1966 dictó iguales materias en el Colegio del Salvador de Buenos Aires.

De 1967 a 1970 cursó Teología en el Colegio Máximo "San José", de San Miguel, cuya licenciatura obtuvo. El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote.

En 1971 hizo la tercera probación en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973 su profesión perpetua.

Fue maestro de novicios en Villa Barilari, de San Miguel (años 1972/73), profesor en la Facultad de Teología y Consultor de la Provincia y rector del Colegio Máximo. El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de la Argentina, cargo que ejerció durante seis años. Estuvo en Alemania, y al volver la superioridad lo destinó al Colegio del Salvador, de donde pasó a la Iglesia de la Compañía, de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y confesor.

Entre 1980 y 1986 fue rector del Colegio Máximo y de las Facultades de Filosofía y Teología de la misma Casa.

El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo designó obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires a cargo de la Vicaría Flores. El 27 de junio del mismo año recibió en la Catedral la ordenación episcopal de manos del cardenal Antonio Quarracino, del Nuncio Apostólico Ubaldo Calabresi y del obispo de Mercedes-Luján, monseñor Emilio Ogñénovich.

En junio de 1997, el Papa lo designó Arzobispo Coadjutor de Buenos Aires. Asume como Arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998 tras el fallecimiento de Antonio Quarracino.
Es creado Cardenal Primado de la Argentina por el Papa Juan Pablo II en el Consistorio del 21 de febrero de 2001 con el título de San Roberto Belarmino.

En la actualidad se desempeñaba como:

Miembro de la Congregación para el Culto Divino y  la Disciplina de los Sacramentos
Miembro de la Congregación para el Clero.
Miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Miembro del Comité de la Presidencia del Pontificio Consejo para la Familia.
Miembro del Consejo Post Sinodal.
Consejero de la Pontificia Comisión para América Latina.
Presidente de la Comisión Episcopal para la Pontificia Universidad Católica Argentina.
Gran Canciller de la Universidad Católica Argentina.
Moderador del Tribunal Eclesiástico Nacional de segunda instancia.
Moderador del Tribunal Interdiocesano Bonaerense.

Le queda por delante una gran tarea, la de los nombramientos de sus sucesores en la Arquidiócesis de Buenos Aires; que el Espíritu Santo lo ilumine para que quienes lo sucedan sean capaces de llevar adelante una Diócesis tan extensa y difícil por su heterogeneidad que está dividida en cuatro Vicarías Zonales: Centro, Flores, Belgrano y Devoto, cada una a su vez cuenta con cinco Decanatos, lo cual requiere de un gran trabajo para lograr una acción pastoral que responda a los desafíos y realidad de cada zona.

Más allá de todo, Argentina está feliz por su nombramiento como Santo Padre pero se nos mezcla es sentimiento de tristeza porque vamos a extrañar su estilo campechano, su agudeza intelectual, su manera de decir y la humildad que lo caracteriza. El mundo ganó un Santo Padre que tendrá ante todo coraje porque su tarea está iluminada por el Evangelio y acompañada por el Espíritu Santo.

María Inés Maceratesi

Nota: parte de su biografía fue extraida del libro "Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro" realizado por el Grupo de Reflexión "Centesimus Annus" del cual era Coordinador.


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